Eucaristía y sacramentos
Proposición 7
Eucaristía y Sacramento de la Reconciliación
El amor a la Eucaristía lleva a apreciar cada vez más el sacramento de la Reconciliación, en el que la bondad misericordiosa de Dios hace posible un nuevo inicio de la vida cristiana y muestra una relación intrínseca entre Bautismo, pecado y sacramento de la Reconciliación. La digna recepción de la Eucaristía pide el estado de gracia.
Es tarea de gran importancia pastoral que el obispo promueva en la diócesis una decidida recuperación de la pedagogía de la conversión que nace de la Eucaristía y favorezca por esto la confesión individual frecuente. Los sacerdotes, por su parte, han de dedicarse generosamente a la administración del sacramento de la Penitencia.
El Sínodo recomienda vivamente a los obispos que no permitan en sus diócesis el recurso a absoluciones colectivas si no es en situaciones objetivamente excepcionales, establecidas en el «motu proprio» «Misericordia Dei», de 7 de abril de 2002, del Papa Juan Pablo II. Los obispos deben procurar, además, que en cada iglesia haya lugares idóneos para las confesiones (cf. CIC 964 § 2). Se recomienda que el obispo nombre al penitenciario.
En esta perspectiva, sería necesario también profundizar en la dimensión de reconciliación ya presente en la celebración eucarística (cf. CCC 1436), en concreto en el rito penitencial, para que se puedan vivir verdaderos momentos de reconciliación en la misma. Las celebraciones penitenciales no sacramentales, mencionadas en el ritual del sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación, pueden despertar el sentido de pecado y formar un espíritu de penitencia y de comunión en las comunidades cristianas, preparando así los corazones a la celebración del sacramento.
La renovación de la espiritualidad eucarística puede ser ocasión para profundizar la comprensión y la práctica de las indulgencias. Este Sínodo recuerda que los obispos y los párrocos pueden pedir a la Penitenciaría Apostólica la indulgencia plenaria para diversas celebraciones y aniversarios. El Sínodo anima a una catequesis renovada sobre las indulgencias.