«Proposiciones» del Sínodo sobre la Eucaristía (1-50)

Proposición 33

El presbiterio y los ministerios litúrgicos

Deben aclararse mejor las tareas del sacerdote y de los demás ministerios litúrgicos.

El sujeto verdadero que actúa en la liturgia es Cristo resucitado y glorificado en el Espíritu Santo. Cristo sin embargo incluye a la Iglesia en su acción y en su entrega. El sacerdote es insustituiblemente quien preside toda la celebración eucarística, desde el saludo inicial hasta la bendición final. Porque, en la celebración eucarística, él, en virtud de su ordenación sacerdotal, representa a Jesucristo, cabeza de la Iglesia, y propiamente también a la misma Iglesia.

El diácono, educando a los fieles en la escucha de la Palabra de Dios, en la alabanza y en la oración, puede inculcar el amor a la Eucaristía.

La colaboración de los laicos en el servicio litúrgico y, especialmente, en la celebración de la Eucaristía, ha existido siempre. Con el Concilio Vaticano II (Cf. «Apostolicam Actuositatem» 24) y la consiguiente reforma litúrgica, ha sido urgida ulteriormente (Cf. «Institución General» del Misal Romano publicada el 25 de enero de 2004, números 103-107).

En estos ministerios, se refleja la Iglesia como unidad en la pluralidad de formas y se expresa también de manera representativa una forma propia de la «actuosa participatio» de los fieles. Estos ministerios deben ser introducidos según su específico mandato y según las reales exigencias de la comunidad que celebra.

Las personas encargadas de estos servicios litúrgicos laicales deben ser elegidas cuidadosamente, bien preparadas y acompañadas con una formación permanente. Su nombramiento debe ser temporal. Estas personas deben ser conocidas por la comunidad y deben recibir de la misma un agradecido reconocimiento. Las normas y reglamentaciones litúrgicas sirven para dar una clara orientación sobre la economía de la salvación, la «communio» y la unidad de la Iglesia.

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D’Amic i Amat
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A les vigílies de la solemnitat de la Immaculada Concepció de Maria fem camí cap una humanitat que ens fa retrobar el sentit del ser persona humana com recordàvem la setmana passada i això gràcies a la maternitat
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