«Proposiciones» del Sínodo sobre la Eucaristía (1-50)

La Eucaristía para el mundo

Proposición 42

Eucaristía y Misión

Los fieles son invitados a tomar conciencia de que una Iglesia auténticamente eucarística es una Iglesia misionera. De hecho, la Eucaristía es fuente de misión. En la Eucaristía, nos hacemos cada vez más discípulos de Cristo, escuchando la Palabra de Dios, que nos lleva a un encuentro comunitario con el Señor, mediante la celebración del memorial de su muerte y resurrección, y a través de la comunión sacramental con El. Este encuentro eucarístico se realiza en el Espíritu Santo que nos transforma y santifica. Despierta en el discípulo la voluntad decidida de anunciar a los demás, con audacia, lo que se ha oído y vivido, para guiarles también a ellos al mismo encuentro con Cristo. De este modo, el discípulo, enviado por la Iglesia, se abre a una misión sin fronteras.

Al mismo tiempo que damos las gracias a todos los misioneros cristianos activos en el mundo, recordamos la necesidad de reconocer a Cristo como el único salvador.

En la educación misionera, la centralidad de la afirmación de la unicidad debe ser manifestada de todas las maneras posibles. Esto impedirá que se reduzca a una clave meramente sociológica la decisiva obra de promoción humana implícita en la evangelización.

Los padres han subrayado las graves dificultades que afectan a la misión de aquellas comunidades cristianas que viven en condiciones de minoría o incluso en contextos privados de libertad religiosa.

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