«Proposiciones» del Sínodo sobre la Eucaristía (1-50)

Parte tercera

La misión del pueblo de Dios nutrido por la Eucaristía

Proposición 38

Gratitud por los sacerdotes, diáconos y los demás ministros y colaboradores litúrgicos

La Asamblea Sinodal expresa intensa gratitud, aprecio y voluntad de animar a los sacerdotes, en especial a los presbíteros «fidei donum», ministros de la Eucaristía, que con competencia y generosa dedicación edifican la comunidad con el anuncio de la Palabra de Dios y del Pan de Vida.

Se recomienda vivamente a los sacerdotes la celebración diaria de la Santa Misa, incluso cuando no haya participación de los fieles.

Asimismo, el Sínodo da las gracias a los diáconos permanentes que colaboran con los presbíteros en la obra de evangelización mediante la proclamación de la Palabra de Dios y la distribución de la santa Comunión. Sería conveniente promover este ministerio, según las indicaciones conciliares. Del mismo modo, es importante dar las gracias a los ministros instituidos, a los consagrados y consagradas, a los ministros extraordinarios de la santa Comunión, a los catequistas y otros colaboradores, que ayudan a preparar y a celebrar la Eucaristía y la distribuyen con dignidad, y especialmente a los animadores que comunican la Palabra de Dios y dan la Comunión en las celebraciones comunitarias en espera de sacerdote.

Los padres sinodales aprecian mucho el testimonio de los fieles cristianos que participan con frecuencia en la celebración eucarística diaria, sobre todo el de quienes afrontan notables dificultades debidas a la edad y las distancias.

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