«Proposiciones» del Sínodo sobre la Eucaristía (1-50)

Proposición 48

Dimensión social de la Eucaristía

El sacrificio de Cristo es misterio de liberación que nos interpela

El sacrificio di Cristo es misterio de liberación que nos interpela. La Eucaristía –en el compromiso por transformar las estructuras injustas para restablecer la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios–, se transforma en la vida en lo que ella significa en la celebración. Este movimiento dinámico se abre al mundo: cuestiona el proceso de globalización que no pocas veces aumenta el desnivel entre países ricos y países pobres; denuncia a aquellas potencias políticas y económicas que dilapidan las riquezas de la tierra; recuerda las graves exigencias de la justicia distributiva ante las desigualdades que gritan al cielo; anima a los cristianos a comprometerse y a actuar en la vida política y en la acción social.

Preocupan especialmente la pandemia del VIH/SIDA, la droga y el alcoholismo.

Especial cuidado pastoral merecen los presos para que puedan participar en la Eucaristía y recibir la Santa Comunión.

Quien participa en la Eucaristía debe comprometerse a construir la paz en nuestro mundo, marcado por muchas violencias y guerras, y hoy en modo especial por el terrorismo, la corrupción económica y la explotación sexual. Son condiciones para construir una verdadera paz la restauración de la justicia, la reconciliación y el perdón.

Para educarse en la caridad y en la justicia, aprovechen los fieles el Magisterio social, que acaba de presentarse en el «Compendio de la doctrina social de la Iglesia».

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