Celebración de Domingo de Ramos y inicio de Semana Santa

El Domingo de Ramos se celebró el 13 de abril, con la tradicional bendición de los ramos de olivo, los palmones, las palmas y el laurel que los fieles y los niños llevaron en memoria de la entrada de Jesucristo en Jerusalén, en las parroquias de toda la diócesis de Urgell, y la misa del Domingo de la Pasión.

Con esta celebración, las comunidades del obispado hemos iniciado las celebraciones de la Semana Santa, que continuarán en los próximos días con la Misa Crismal, las procesiones y la celebración eucarística del Jueves Santo y la acción litúrgica de la Pasión del Señor el Viernes Santo.

En la Catedral de Santa María de La Seu d’Urgell, la celebración fue presidida por el Arzobispo Joan-Enric Vives, acompañado por el Obispo Coadjutor, Josep-Lluís Serrano, y concelebrada por el Vicario General y Rector de Sant Ot, Mn. Ignasi Navarri, con la asistencia de los seminaristas de Urgell. La celebración fue muy participativa, y las familias llenaron la plaza de los Oms, participaron en la procesión hacia la Catedral, que se llenó de fieles. Los niños, como ya es costumbre, participaron activamente en la liturgia, cerca del altar en los momentos de alabanza y aclamación, acompañados por sus padres y catequistas.

El Arzobispo Joan-Enric, en su homilía, destacó tres elementos. Primero pidió que abramos nuestro corazón a Jesús: de nuevo, Jesucristo se acerca a cada uno de nosotros con lo más misterioso de su vida: su Pasión y su Muerte en la Cruz. Esto debe abrirnos a un recomienzo, a abrirle el corazón, aceptándolo y amándolo, para que nos colme de bendiciones a nosotros y a nuestro mundo.

También animó a los presentes a releer la Pasión del Señor, para “caminarla” e integrarla en nuestra fe en Cristo. Porque Jesús vivió su Pasión, rezando con los Salmos; tuvo palabras de perdón, de consuelo, de misericordia para quienes lo estaban matando: también aceptando la voluntad del Padre y abandonándose en sus manos.

Finalmente, alentó a los presentes a vivir con amor, con ternura, con obediencia, tal como lo hizo Jesús: confiando totalmente en Dios. Y pidió sostener la “buena actitud” de los padres, de los abuelos, de las familias, que este día acompañan a los más pequeños, a los jóvenes, en su fe, para que conozcan a Jesús y lo amen.

Que este día tan gozoso para las familias nos sea un ejemplo de fe y marque el estilo de transmisión de la fe a los niños y jóvenes. El Domingo de Ramos debe ser el estímulo para vivir con intensidad la Semana Santa.

En otras parroquias, el Rector también realizó la bendición de los ramos, palmas y palmones:

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