Los peregrinos de Urgell, acompañados por el Arzobispo Joan-Enric, continuaron el 8 de abril con las actividades previstas en Roma, con motivo del Jubileo de la Esperanza. La jornada se inició en la Basílica de San Juan de Letrán donde, tras el paso por la Puerta Santa del templo —un momento particularmente emotivo, mientras se cantaba la profesión de fe— los peregrinos realizaron la visita al altar mayor de la basílica y a la Cátedra del Papa Francisco.
La Basílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma, el Santo Padre. Está dedicada a Cristo Salvador, sin embargo, es más conocida con el nombre de San Juan de Letrán porque tanto Juan Evangelista como Juan Bautista señalaron al Salvador, y por su ubicación en la zona del Letrán. Aunque está situada fuera de los límites de la Ciudad del Vaticano, forma parte de manera extraterritorial de la Santa Sede.
Los peregrinos tuvieron el gozo de poder participar en la celebración eucarística que presidió Mons. Joan-Enric Vives y concelebraron Mn. Elvira, Vicario Episcopal, Mn. Codina, Secretario General y Mn. Vargas, Vicesecretario General. Celebrar la Misa en el altar mayor de la Basílica, junto a la Cátedra del Papa, fue un momento particularmente intenso de fe.
A continuación, los peregrinos, acompañados por Mons. Vives y Mons. Serrano, se desplazaron hasta el lado de la Basílica, al Baptisterio y posteriormente hasta la Escalera Santa, la escalera de mármol de 28 peldaños, traída desde Jerusalén en el año 326 directamente desde el Palacio de Poncio Pilato, donde según la tradición es la escalera por la que Jesucristo subió para ser juzgado; que también visitaron.
Por la tarde, el grupo de 50 personas, acompañados por el Arzobispo y por el Obispo coadjutor, se desplazó hasta el templo de San Pablo Extramuros donde pudieron disfrutar de una visita guiada. San Pablo Extramuros es la segunda basílica más grande de Roma, después de la de San Pedro. Se encuentra a once kilómetros de esta, fuera de la antigua Muralla Aureliana de la ciudad, y según la tradición, es el lugar donde fue enterrado el apóstol Pablo.
Los peregrinos pudieron pasar por la Puerta Santa mientras cantaban la profesión de fe. Al entrar en la Basílica, entonando el himno del Jubileo, se dirigieron hacia el presbiterio donde se custodia el sepulcro de San Pablo, que pudieron visitar con devoción.
Después siguieron atentamente las espléndidas explicaciones sobre la basílica que les ofreció la Sra. Clàudia, guía oficial de la Opera Romana Pellegrinaggi.
A continuación, tuvo lugar la celebración de la reconciliación y del perdón presidida por el Obispo Coadjutor Mons. Josep-Lluís Serrano, quien animó a los fieles a sentir la misericordia y la bondad del Padre misericordioso de la Parábola.