María Pilar Abellán Millán fue consagrada el sábado 30 de abril en la Orden de las Vírgenes de manos del Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives, en el Santuario-Basílica del Sto. Cristo de Balaguer.
Mons. Vives comentó las lecturas de la Palabra de ese domingo III de Pascua. En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (5,27b-32.40b-41) subrayó cómo el Espíritu Santo capacita a los Apóstoles para ser testigos de la resurrección. El Arzobispo animó a la nueva virgen consagrada precisamente a ser testigo del Señor, amándole y sirviéndole en la virginidad que consagraba ese día ante la comunidad, siendo testigo por su fidelidad a Cristo por el camino de la virginidad. Le animó a ser una «centinela» que vela y ora en nombre de la comunidad al Señor, siguiendo lo que proclamaba la segunda lectura (Ap 5,11-14), que al Cordero es necesario que le sea dada la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Por eso a la nueva virgen consagrada le fue entregada la Liturigia de las Horas para que reze en nombre de la Iglesia. Finalmente, glosando el Evangelio (Jn 21,1-19) Mons. Vives subrayó cómo imitar el «magis/más» que el Señor pide a San Pedro pidiéndole si «me amas más que a estos?». En este sentido, pidió que la vida de la nueva virgen consagrada fuese siempre un intento de amar «más» al Señor, particularmente en los pobres, en los sencillos y humildes, en los marginados. El Arzobispo pidió a la nueva virgen consagrada que reside en el Santuario diocesano de la Virgen de Refet (Seró), junto con la Hna. M. Trinidad Cabrero, que ame mucho la Palabra de Dios siguiendo el ejemplo de San Jerónimo y Santa Paula, con quien ella ha nutrido muchos años su espiritualidad, y que al ser incorporada a la Orden de las Vírgenes sea siempre signo visible de su esposo, el Señor.
A continuación se llevó a cabo la liturgia de consagración con las letanías, la oración consecratoria; la imposición del velo, la recepción del anillo y la entrega de la Liturgia de las Horas, que fueron llevadas a manos del Sr. Arzobispo por los padres de la nueva virgen consagrada, que residen en El Masnou.
En la misa solemne estuvieron presentes el Rector de Balaguer y Arcipreste de Noguera, Mn. Jordi Profitós, el Delegado para la Vida Consagrada y Capellán Custodio del Santuario del Sto. Cristo, Mn. Joan Pujol, así como otras Vírgenes Consagradas de la diócesis y de fuera, como otros presbíteros, sus familiares y amigos.
La Orden de las Vírgenes restaurada por el Concilio Vaticano II está formada por mujeres seglares que viven su consagración en medio del mundo, sosteniendose con su trabajo y sirviendo a la Iglesia a través de la oración y del servicio que desarrollan según el propio carisma y disponibilidad, siempre en unión al Obispo y la Diócesis.
La costumbre de consagrar vírgenes, observada ya en la Iglesia primitiva, tuvo por resultado la institución de un rito, por el cual una virgen se convierte en persona sagrada, signo trascendente del amor que la Iglesia tiene a Cristo, puesto que la Iglesia es «Sponsa Christi». Con el rito de la consagración, la Iglesia pone de manifiesto el cariño que siente por la virginidad, implora la gracia de Dios sobre la virgen que es consagrada y pide para ella la efusión del Espíritu Santo.