Los obispos de diversas Conferencias Episcopales de todo el mundo se han reunido del 18 al 23 de enero en Jerusalén para asistir al Holy Land Coordination. Este encuentro de 2025, que se realiza para tener una presencia regular, de acompañamiento, y mantener el apoyo a las comunidades cristianas en Tierra Santa, se centró en esta ocasión en conocer la situación actual de la región y su impacto en la comunidad católica en Gaza y Cisjordania.
Ofrecemos el comunicado final en español:
“Una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que despunte el día y el lucero amanezca en vuestros corazones”. 2 Pedro 1:19
Vinimos a Tierra Santa, en este Año Jubilar, como peregrinos de esperanza. Vinimos con la esperanza de que se mantuviera un frágil acuerdo de alto el fuego, anunciado mientras viajábamos hacia aquí.
Vinimos con la esperanza de que quienes, tanto en Israel como en Palestina, han sufrido las atrocidades de la violencia y la guerra, puedan reconstruir sus vidas destrozadas, llorar la pérdida de sus seres queridos, reunirse de nuevo como familias y emprender el largo e incierto camino de la recuperación.
La alegría por el regreso de los rehenes israelíes y la liberación de los prisioneros palestinos se ve empañada por la certeza de que muchos no volverán: rehenes, prisioneros, innumerables muertos. Observamos una preocupación generalizada por la fragilidad del alto el fuego, que puede traer un respiro pero no la paz sostenida y duradera por la que clama Tierra Santa. En este sentido, tuvimos un encuentro online con el párroco de la parroquia de la Sagrada Familia en Gaza que nos impresionó por la devastación que está experimentando toda la población.
El impacto de la guerra en toda Cisjordania rara vez se informa en casa. Hemos tenido el privilegio de escuchar de primera mano a varias comunidades de cristianos de Cisjordania. A ellos queremos decirles:
«Gracias por la generosísima acogida que nos han dispensado; por ayudarnos a comprender los extraordinarios esfuerzos que se realizan en los ámbitos de la sanidad y la educación para preservar la dignidad de todos los que viven en Cisjordania. Vuestras comunidades son una luz en la oscuridad de una Tierra que sufre. Nos conmovió oír con qué frecuencia los cristianos expresaban su compromiso de quedarse y reconstruir la vida de su gente.
«Gracias también por compartir todas las luchas que experimentáis: la severa restricción de movimientos; los repentinos cierres de carreteras que añaden horas a los trayectos cortos e impiden así la vida diaria normal, pero sobre todo la asistencia médica urgente; la falta de agua y electricidad; la imposibilidad de construir nuevos edificios; el alto nivel de desempleo después de que se cancelaran tantos permisos de trabajo con el comienzo de la guerra. Nos dimos cuenta de la necesidad de que los respectivos gobiernos trabajen juntos para resolver estos problemas vitales.
«Hemos visto cómo los asentamientos, ilegales según el derecho internacional, que una vez fueron enclaves, han crecido hasta rodearos para convertir, ahora, vuestras comunidades en enclaves. Escuchamos vuestro clamor por la paz con justicia y vuestra ansiedad ante lo que ocurrirá cuando el foco de atención se desvíe de Gaza; lo que le ocurrirá a vuestra tierra. Existe una clara necesidad de que la comunidad internacional actúe conjuntamente para facilitar una ayuda realista y radical al desarrollo, como parte de un proceso encaminado a lograr una paz duradera.
«Hemos venido a deciros que no estáis solos, que no se os ignora. Vuestra fe y resistencia fortalecen nuestra propia fe. Esperamos que nuestra presencia entre vosotros os anime e inspire a los cristianos de nuestros distintos países a volver a Tierra Santa en peregrinación. Esperamos que los peregrinos viajen no sólo a los Santos Lugares de Jerusalén, Galilea y Belén, sino que también vengan a visitar comunidades como Aboud, Efraín-Taybeh y Ramala, para que también ellos puedan inspirarse en vuestra fidelidad a la Tierra en la que nació Jesús».
Nos unimos al Patriarca Pizzaballa y a los Ordinarios católicos de Tierra Santa en su esperanza de que el alto el fuego sea algo más que una pausa en las hostilidades y marque el comienzo de una paz auténtica y duradera. Compartimos su convicción de que esto sólo puede lograrse «a través de una solución justa que aborde el origen de esta larga lucha; (que requerirá) un largo proceso, la voluntad de reconocer el sufrimiento del otro y una educación centrada en la confianza que lleve a superar el miedo al otro y la justificación de la violencia como herramienta política».
Nicholas Hudson, obispo auxiliar de Westminster (Inglaterra y Gales)
Moderador de “Holy Land Coordination”
Udo Bentz, Arzobispo de Paderborn ( Alemania)
Pierre Burcher, obispo emérito de Reykjavik (Conferencia de Obispo nórdicos- Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia )
Christopher Chessun, Anglicano
Obispo de Southwark, de la Iglesia de Inglaterra
James Curry, obispo auxiliar de Westminster (Inglaterra y Gales)
William Nolan, arzobispo de Glasgow (Escocia)
Joan Enric Vives Sicilia, arzobispo de Urgel (España)
Elias Zaidan, obispo de la Eparquía Maronita (EE.UU)