Resumiendo las conclusiones diocesanas del Sínodo

14 de agosto

Durante el curso pastoral 2021-2022 se han trabajado las demandas del Sínodo sobre «La sinodalidad: comunión, participación y misión«. La Iglesia de Urgell ha acogido la llamada del Papa Francisco a “caminar juntos” y a abrir la escucha orante, entre los cristianos y hacia todos, a la voz del Espíritu Santo. La consulta realizada en Urgell ha involucrado a más de 900 personas en más de 60 grupos, con una media de edad de 47 años. Se ha subrayado la importancia de escuchar la Palabra, la necesidad de una formación integral para todos los agentes de pastoral, incluidos los presbíteros; mejorar y acentuar la corresponsabilidad laical, sobre todo a través de los distintos órganos de consulta previstos, como los Consejos de pastoral y económicos parroquiales, o la necesidad de un acompañamiento integral, que también tenga en cuenta la dimensión espiritual. Acogida, diálogo, escucha y acompañamiento. Se aprecia poca implicación de las comunidades cristianas. Es necesario aportar los propios talentos, y mejorar la celebración de los sacramentos, buscando la coherencia entre fe y vida, y testimoniando con coraje la fe.

Puesto que la Iglesia es la familia de los hijos de Dios, no puede estar encerrada en sí misma y debe promover su dimensión comunitaria, emprendiendo iniciativas para que todos se sientan parte de la comunidad. Fomentar el encuentro, el contacto, la comunicación y el conocimiento personal entre los miembros de una misma comunidad. Establecer vínculos de ayuda y apoyo mutuo. Por eso los diferentes grupos diocesanos en la consulta han pedido mejorar la acogida a todas las personas, partiendo de su situación personal, profundizando en el diálogo a través de la escucha atenta. Se pide más corresponsabilidad y mayor presencia de la mujer en lugares de decisión y enseñanza, que se reflexione sobre nuevas formas de afrontar la sexualidad y el celibato de los presbíteros. Parroquias acogedoras y caritativas, atentas a los pobres y a los vulnerables, que cuiden las relaciones con otras instituciones y que ayuden en la búsqueda de espiritualidad.

Lo más importante del Sínodo era escucharnos, y puede decirse que en buena parte se ha logrado. Ha sido una oportunidad para reunirse de forma presencial, con actitud de participación, compartiendo sobre todo las actitudes y los contenidos de la fe. Los distintos grupos parroquiales han intentado, en la medida de sus posibilidades, ponerse en camino y reflexionar juntos. Vale la pena destacar cómo el Espíritu Santo ha conducido y conduce a la Iglesia, animándola y vivificándola, rejuveneciéndola, con nuevos y abundantes dones. Y se dibujaron algunos grandes retos para la comunidad cristiana: el imprescindible rejuvenecimiento, la fidelidad a lo esencial, que sea profetisa valiente y evangélica, descentralizada y más participativa, que promueva el voluntariado, que cree puentes de relación y comunicación con la sociedad, la política, la cultura y la expresión artística. Una Iglesia que ame y dé testimonio del amor de Dios.

La Asamblea sinodal celebrada en Madrid dió unos subrayados sobre las aportaciones: 1. Conversión personal, 2. Formación, 3. Liturgia, 4. Sinodalidad, 5. Papel de la mujer en la Iglesia, 6. Clericalismo bilateral, de los curas pero también de los laicos, 7. Acogida, 8. Discernimiento, 9. Pastoral familiar y jóvenes, y 10. La continuidad a dar al proceso sinodal. Y se pidió no descuidar 1. Atención a niños y discapacitados, 2. Pastoral vocacional y diaconado permanente, y 3. Acogida de la Palabra, que lleva a anunciarla como buena noticia.

14 d’agost

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