La tarde del domingo, 21 de abril, fray Octavi Vilà Mayo, abad de Poblet, fue ordenado de obispo e inició su ministerio al frente de la diócesis de Girona. Un millar y medio de personas quisieron acompañarle y darle la bienvenida a la diócesis, en una catedral que se llenó hasta los topes.
La ceremonia fue presidida por el Arzobispo metropolitano de Tarragona, Mons. Joan Planellas, y entre los principales concelebrantes estaba el Nuncio apostólico, Mons. Bernardito C. Auza; el Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis J. Argüello; el Arzobispo de Barcelona, cardenal Joan Josep Omella, el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan Enric Vives, y el Administrador diocesano de Girona, Mn. Lluís Suñer. También participaron, entre otros, el resto de obispos de la Conferencia Episcopal Tarraconense; los obispos de Perpiñán, Bilbao, Teruel y Albarracín; los obispos eméritos de Tarazona y de Lleida, el abad general del Cister; y el abad de Lerins, la mayoría de presbíteros de la diócesis de Girona; abades y abadesas de monasterios de Cataluña, del resto del estado y de otras partes de Europa; y las comunidades cistercienses de Poblet y Solius.
En los primeros bancos había familiares y amigos del nuevo obispo, miembros de la Curia y representantes de organismos, grupos y movimientos diocesanos. En cuanto a las autoridades, una numerosa representación del mundo civil, político, cultural, social, académico y cuerpos de seguridad. Cabe destacar la presencia de la presidenta del Parlamento de Cataluña, M.H. Anna Erra; el Alcalde de Girona, Lluc Salellas, el Consejero de Investigación y Universidades (en representación el Presidente de la Generalidad de Cataluña), Joaquim Nadal; el Presidente de la Diputación de Girona, Miquel Noguer y el Consejero de Derechos Sociales, Carles Campuzano entre otros.
Fray Octavi Vilà hizo la entrada en la catedral a las cuatro y media de la tarde. En la puerta de los Apóstoles le habían recibido el Capítulo de la Catedral, el Colegio de consultores y un grupo de fieles, laicos y laicas, representantes de varios grupos y movimientos diocesanos. El presidente del Capítulo, Mn. Jaume Julià, le ofreció a besar la Veracruz y le dio el aspersorio. Entonces, acompañado de los presbíteros del Capítulo, del Colegio de consultores y de los demás acompañantes, hizo una breve oración ante la tumba de los últimos obispos difuntos, y la visita al Santísimo, en la capilla conventual. Allí hizo también el juramento como obispo. Al cabo de unos minutos, y a las 5 de la tarde, se inició la ceremonia, con la procesión de entrada.
Tras la liturgia de la Palabra llegaron los momentos centrales previos a la ordenación, con el canto de «Veni creator» y la lectura del Mandato Apostólico, a cargo de la cancillera del Obispado, Mª Teresa Cebrià. Seguidamente, el arzobispo de Tarragona pronunció la homilía: dirigiéndose a fray Octavi, le indicó que «la misión que te confía la Iglesia debe ser para ti motivo de una gran alegría» así como que «se te encargará que prediques el Evangelio de Jesucristo, que seas un buen pastor, que estés dedicado día y noche al servicio de Dios y que convoques al Pueblo santo para la celebración de la Eucaristía. Y todos oramos por ti». En referencia a cómo debe ser el obispo, Planellas ha señalado que “el verdadero pastor es quien plantea la radicalidad del seguimiento de Jesús. Jesús debe ser lo esencial en el planteamiento de quien va por delante. No tendrás otra fuerza ni escudo más que el del Evangelio». Finalmente, le dirigió esta petición: «que el pueblo santo de Dios que peregrina en Girona se convierta en el anhelo profundo de tu vida, el incesante suspiro, entrelazado de pasión y de oración ante el tiempo que te espera de cariño, de servicio y de donación en medio de este pueblo.»
Una vez terminada la homilía siguieron los ritos previos a la ordenación, con la promesa del escogido, que fue preguntado por su fe y disposiciones para el ejercicio del ministerio episcopal. A continuación fray Octavi Vilà se postró en el suelo y se cantaron las letanías. Después de este ritual, se arrodilló ante el arzobispo Joan Planellas, quien le impuso las manos, junto con los otros obispos presentes, y seguidamente se hizo la oración de ordenación. En ese momento, fray Octavi Vilà se dirigió a la Cátedra Episcopal, la llamada popularmente “Silla de Carlomagno”, y se sentó significando el inicio de su ministerio como obispo de Girona.
La liturgia de la Eucaristía siguió, ya con el nuevo obispo de Girona presidiendo la celebración. En la parte final, y justo después de la comunión, pasó por la Catedral bendiciendo a los presentes. También salió al exterior para saludar a las personas que lo seguían desde allí.
Seguidamente, hizo su primera alocución como obispo de Girona donde hizo referencia al lema que ha escogido: «Quiere decir, que si estoy al frente de vosotros es simplemente para serviros, para seros de provecho. El episcopado no tiene otro sentido que el servicio a Cristo, a la Iglesia, a quienes formamos la diócesis y, en definitiva, a todos nuestros conciudadanos». «Pido hoy al Señor –y en primer lugar para todos los que formamos la Iglesia de Girona– que estemos edificados sobre piedra, que nos levantemos como templo para Dios, que nos hagamos idóneos para recibir a Dios, que nuestra esperanza no fluctúe entre las dudas, y que estemos consolidados sobre roca firme», ha afirmado. Y llamó a «vivir nuestra fe con convencimiento, con firmeza, con ilusión, y vivirla sobre todo con esperanza».
La celebración finalizó con un aplauso de todos los asistentes, y a continuación todas las personas que quisieron pudieron pasar a saludar al nuevo obispo de Girona.