Junto a las grandes fiestas mayores de nuestras parroquias que en estos días se celebran en todo el Obispado, también hay fiestas mayores de pequeños pueblos que igualmente quieren celebrar y honrar a su patrón. Su fiesta mayor es sencilla, ya que el presupuesto siempre es muy pequeño, pero las ganas de la gente que lo siente como suyo son muy grandes.
Hoy, en este artículo, os contamos el Encuentro de Fiesta Mayor de la Parroquia de Cristo Salvador de Marcovau, con unos 6 habitantes censados, en el municipio de Foradada y en la comarca de la Noguera. Desde la Parroquia de Agramunt se atienden pastoral y sacramentalmente hasta 17 pueblecitos, junto con Marcovau –como también hacen desde muchas otras parroquias otros sacerdotes del presbiterio urgelitano–.
La celebración en honor del titular de la iglesia de Marcovau, Cristo Salvador, se convocó para el sábado 2 de agosto. Una fiesta que no tiene ni el típico cartel anunciando los actos, y que fue recuperada hace unos años por un grupo de vecinos y que ahora, año tras año, reúne a más asistentes. Este año, a las 10 h, los vecinos fueron convocados a la pequeña placita junto a la iglesita –datada en el siglo XII, de una sola nave y un ábside semicircular con añadidos arquitectónicos posteriores– y después, a las 10:30 h, tuvo lugar la misa en honor de Cristo Salvador.
Presidida por Mn. Jaume Mayoral, el rector de la Parroquia, la celebración llenó de fieles de todas las edades el templo. Hubo un recuerdo por los difuntos del último año y en la homilía se destacó la necesidad de vivir y celebrar la fe en un sentido festivo y gozoso, recordando además que estamos en un año de Jubileo. Uno de los momentos más dinámicos y celebrados fue el rito de la paz, en el que las diferentes generaciones se dieron la mano y se abrazaron para desearse lo mejor.
Terminada la celebración, se hizo una fotografía de familia para recordar cómo vuelve la vida festiva y popular a los pueblos más pequeños de nuestra diócesis. Con gran emoción para los más mayores, que recuerdan muchos momentos de la vida de un pueblo cada vez más vacío. Entre los asistentes estaba el pequeño Biel, que para San Miguel hará un año que recibió el sacramento del bautismo en esta iglesia tan significativa para su familia.
Después, tiempo para compartir la charla entre todos y recordar muchos momentos. Se ofrece a todos un poco de coca y vino dulce, para endulzar los recuerdos y hacerlos más gozosos. Y antes de terminar, volver a quedar para el próximo año, para celebrar la fiesta en honor de Cristo Salvador.