La tarde del 19 de junio el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives administró el sacramento de la Confirmación a 11 jóvenes de la parroquia de St. Andreu de Oliana y 2 de Peramola. Concelebraron con el Arzobispo el Rector y Arcipreste del Alt Urgell, Mn. Jordi Vásquez, y Mn. David Codina. Solemnió los cantos la coral parroquial de Oliana. Participaron también los niños que ese año habían recibido su primera comunión.
El Arzobispo inició su celebración orando y ofreciendo todo su apoyo a la labor del Cuerpo de Bomberos y Cuerpos de seguridad que a pocos cientos de metros de la iglesia parroquial, daban lo mejor de sí mismos para sofocar el incendio declarado en Peramola. Mons. Vives animó a todos los fieles a orar y agradecer la labor de los bomberos y voluntarios que estos días se multiplican por todo el obispado y de tierras catalanas para extinguir los terribles incendios que estamos sufriendo.
En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas proclamadas en la solemnidad litúrgica del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus. En la primera lectura (Gn 14,18-20) Melquisedec, rey de Salem, trajo pan y vino y bendijo a Abram. En el bautismo todos somos hecho sacerdotes, profetas y reyes para la vida eterna, como bellamente cantaba el salmo “Eres sacerdote para siempre, según la orden de Melquisedec”. El Arzobispo subrayó cómo en la fiesta de Corpus ponemos nuestro interés, nuestro zoom, en la Eucaristía y en la presencia real del Señor bajo las especies del pan y del vino porque tal y como decía la segunda lectura proclamada (1C 11, 23-26) “cada vez que comáis este pan y bebáis este cáliz anunciad la muerte del Señor hasta que vuelva”. Por eso hay que valorar la Misa dominical y el encuentro eucarístico del domingo, Día del Señor. En el Evangelio (Lc 9,11b-17) Jesús recuerda cómo es misión de los discípulos dar de comer a la gente y no despedirlos sin implicarse, cómo querían hacer los discípulos. La eucaristía nos debe llevar al amor comprometido hacia los hermanos, especialmente los más pobres, poniendo a nuestros minúsculos cinco panes y dos peces, que llevó a un niño a Jesús, al servicio de los demás. Y Jesús siempre multiplica el amor y la bondad y llega a donde nosotros no nos imaginamos. Dios siempre es mayor de nuestros cálculos, y así ocurre en el milagro de la Eucaristía, que une, alimenta y envía la Iglesia.
Al final de la Eucaristía el Arzobispo presidió una breve y humilde procesión con los niños de comunión y de confirmación, con otros adultos, por la calle mayor de Oliana que previamente los vecinos habían adornado bellamente con alfombras de flores y hojas verdes. Mons. Vives subrayó el valor que en la fiesta de Corpus sacamos a Jesús a nuestras calles para que bendiga a los pueblos, los enfermos y las casas, todas las actividades de los hombres. La procesión fue precedida por los niños de primera comunión que echaban sus pétalos al paso del Señor y por los jóvenes que habían recibido el sacramento de la confirmación. Al volver a la iglesia el Sr. Arzobispo impartió la bendición con el Santísimo Sacramento y después entregó un Nuevo Testamento a los jóvenes que se habían confirmado.