Aprovechemos el tiempo de Cuaresma

«La Iglesia se une cada año, durante los cuarenta días de la Cuaresma, al misterio de Jesús en el desierto» (Catecismo n. 540), cuando Jesús se reveló totalmente obediente a la voluntad divina y venció al diablo, el mentiroso. Sintámonos urgidos a vivir los días cuaresmales con profundidad espiritual y conversión de corazón, amando más a Dios y a los hermanos, y dejándonos conducir por el Espíritu de Cristo, que todo lo renueva. Con el Miércoles de Ceniza hemos iniciado este tiempo de ayuno, oración y limosna, en preparación para la Semana Santa y la Pascua.

Os ofrezco 10 frases sintéticas inspiradas en textos del Papa Francisco sobre el sentido de la Cuaresma:

  1. La ceniza sobre la cabeza nos recuerda que somos polvo y que al polvo volveremos. Pero sobre este polvo, nuestro Dios ha infundido su Espíritu de vida.
  2. La Cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para acoger a Dios en nuestra vida y permitirle poner su estancia en nosotros.
  3. El ayuno vivido como experiencia de privación y solidaridad, vivido con sencillez de corazón, lleva a descubrir de nuevo el don de Dios y a comprender que somos débiles criaturas que, a su imagen y semejanza, encuentran en Él su destino.
  4. Vivir la Cuaresma con esperanza significa sentir que, en Jesucristo, somos testigos del tiempo nuevo, en el que Dios «hace nuevas todas las cosas» (cf. Ap 21,1-6).
  5. En la vida tendremos siempre cosas pendientes por hacer y excusas para no dar, sin embargo, éste es el tiempo de “volver a Dios”, dándonos más y del todo.
  6. La Cuaresma es una peregrinación que implica toda nuestra vida, todo lo que somos. Es el tiempo para verificar los caminos que estamos recorriendo, para volver a encontrar el camino de regreso a casa, y redescubrir el vínculo fundamental con Dios, del que depende todo.
  7. El viaje de regreso a Dios se dificulta por nuestros apegos malsanos, se frena por los lazos seductores de los vicios, de las falsas seguridades del dinero y del aparentar, del lamento victimista que paraliza. Para caminar, es necesario desenmascarar estas ilusiones.
  8. La Cuaresma es un abajamiento humilde hacia nuestro interior y hacia los demás.
  9. Nuestro viaje de regreso a Dios sólo es posible porque antes se produjo su viaje de venida hacia nosotros; si no, no hubiera sido posible. Antes de que nosotros fuéramos hacia Él, Él bajó hacia nosotros.
  10. El Padre que nos llama a volver al hogar de los hijos, es el que sale de casa para venir misericordioso a abrazarnos; el Señor que nos cura es Aquel que se dejó herir en la Cruz; el Espíritu que nos hace cambiar de vida es Aquel que sopla con fuerza y dulzura sobre nuestro barro.
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