150 aniversario de la Fundación de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados

El Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives presidió el día 27 de enero en el Hogar de San José de La Seu d’Urgell la Eucaristía de acción de gracias en el 150 aniversario de la fundación de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Concelebraron el Rector de San Odón y Vicario general, Mn. Ignasi Navarri; el Rector del Seminario, Mn. Gabriel Casanovas, P. Martín Hinojosa y Mn. David Codina. También acolitaron los seminaristas de la Diócesis. Asistieron las religiosas de la Comunitat, con los trabajadores y voluntarios que colaboran en las tareas del hogar de San José y los padrinos que están acogidos.

La Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fue fundada en Barbastro el 27 de enero de 1873 por el Venerable Saturnino López Novoa y Santa Teresa de Jesús Jornet. En esa fecha fueron diez las religiosas que vistieron los hábitos en la capilla del antiguo seminario de la localidad. Cuatro días después, ya en la casa Pueyo del Entremuro (la primera casa madre de la comunidad), se completó la ceremonia con el momento solemne de realizar los primeros nombramientos. A propuesta del Fundador, la Hna. Teresa de Jesús Jornet fue nombrada superiora general, cargo y servicio que ejerció hasta su muerte por deseo expreso de sus hermanas.

En su homilía Mons. Vives glosó la Palabra de Dios proclamada y comparó cómo aquella fundación escondida en Barbastro en 1873 fue como un “grano de mostaza” y “semilla que cae al suelo y da mucho fruto”. El Reino de Dios crece de una forma escondida en medio del mundo a pesar de las dificultades y obstáculos y da mucho fruto. Necesitamos ser personas de fe, que tienen la convicción de que Dios les acompaña en su vida, de una forma escondida pero real. Santa Teresa de Jesús Jornet e Ivars, ayudada por el canónigo D. Saturnino López Novoa, supo ver las necesidades del mundo rural y dar respuesta a los ancianos solos y desamparados creando auténticos hogares (así quería que fueran llamados sus “casas” asilo).

Siglo y medio más tarde, la Congregación tiene 204 comunidades repartidas por 19 países, y sigue fiel al ejercicio constante de la virtud de la caridad cristiana en los ancianos más vulnerable, acogiéndolos en un ambiente familiar y atendiendo a todas sus necesidades materiales, afectivas y espirituales, haciendo realidad día tras día el lema de Santa Teresa de Jesús Jornet: “Cuidar a los cuerpos para salvar a las almas”.

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