1 de enero: Jornada Mundial de la Paz

La Iglesia celebra el día 1 de enero de 2019, la 52ª Jornada Mundial de La Paz. El Papa Francisco con motivo de esta Jornada ha hecho público un mensaje con el título «La buena política está al servicio de la paz«.

El Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives presidió el día 1 de enero la Eucaristía en el Hogar de San José de la ciudad de La Seu d’Urgell que rigen las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, acompañado de los residentes y trabajadores del Hogar. La Eucaristía fue concelebrada por Mn. Lluís Rourera, sacerdote residente y por Mn. David Codina.

En su homilía el Arzobispo de Urgell subrayó las tres conmemoraciones que procede el día 1 de enero: el inicio de un nuevo año; la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz.

Iniciar un nuevo año supone renovar nuestra mirada de fe al tiempo que «todos los días son buenos y santos para quienes viven en la gracia de Dios». Mons. Vives pidió, al iniciar un nuevo año, saber reconocer a Dios como el Señor del tiempo y de la historia, y cómo el cristiano, que debe vivir que nuestra patria definitiva no es esta vida terrenal sino el cielo, nuestra casa definitiva. En este sentido pidió a los fieles pedir perdón por todos los pecados que se han cometido a lo largo del año que acababa de terminar y pedir la protección y la bendición de Dios en nuestras vidas a lo largo del 2019, repitiendo la bella oración del libro de los Números: «Que el Señor te bendiga y te guarde. Que haga brillar su mirada y se apiade de ti. Que fije sobre ti su mirada y te conceda la paz» (Nm 6, 24-26).

El Arzobispo también subrayó cómo la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es una fiesta muy antigua, que encuentra su origen en el Concilio de Éfeso, en el año 431, que proclamó solemnemente la maternidad divina de María, definiéndola como la «Theotókos», literalmente, la que pare, da a luz a Dios. Pidió a los fieles amar y venerar siempre a María, Virgen y cómo cada vez que rezamos el Ave María, nos dirigimos a María con este título, suplicándole que reze por nosotros pecadores.

Finalmente, el Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Vives, quiso unirse desde La Seu d’Urgell a la celebración de la 52a. Jornada Mundial de la Paz y glosó el mensaje que el Papa Francisco ha hecho público con motivo de esta Jornada poniendo de relieve el valor y la tarea que llevan a cabo los políticos. El Arzobispo subrayó las «bienaventuranzas del político», propuestas por el cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Thuan, fallecido en 2002, actualmente en proceso de canonización, y que fue un fiel testimonio del Evangelio y al mismo tiempo dirigió Iustitia et pax:

Feliz el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Feliz el político que irradia credibilidad.
Feliz el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Feliz el político que se mantiene fielmente coherente.
Feliz el político que trabaja por la unidad.
Feliz el político que está comprometido a llevar a cabo un cambio radical.
Feliz el político que sabe escuchar.
Feliz el político que no tiene miedo.

Dice Jesús: «Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9,35). Como subrayaba el Papa Pablo VI: «Tomar en serio la política en sus diversos niveles -local, regional, nacional y mundial- es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad». En efecto, la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a los que viven y de trabajar para crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad.

En las oraciones se rezó por la paz en el mundo entero y, especialmente, por todos los países que viven el horror de la guerra y los conflictos bélicos así como por los que iniciarán este 2019 marcados por el dolor, la enfermedad o la soledad.

Las Religiosas y los sacerdotes quisieron obsequiar el Arzobispo con motivo de su 25 aniversario de ordenación episcopal con el obsequio de una casulla que Mons. Vives utilizó ese día en la celebración eucarística y que el Arzobispo quiso agradecer a todos los residentes pidiéndoles su intercesión y oración por las intenciones del Obispo diocesano y de toda la Diócesis de Urgell.

Aquí puede encontrar el mensaje entero por 52a Jornada Mundial de la Paz.

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