La celebración eucarística del sábado 8 de noviembre, en la iglesia parroquial de San Pedro Mártir, puso punto final a la primera Visita Pastoral que Mons. Josep-Lluís Serrano, obispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, ha realizado a la parroquia de Escaldes-Engordany. Iniciada el jueves 30 de octubre con el concierto de La Maîtrise del Conservatorio de Estrasburgo en San Pedro Mártir, la visita ha permitido al Obispo Josep-Lluís –acompañado por el Rector, Mn. Antoni Elvira, y Mn. Jaume Soy– conocer de cerca la realidad de los habitantes de Escaldes-Engordany a través de los diferentes grupos, asociaciones, movimientos y entidades pastorales que forman parte de ella, así como mediante un amplio abanico de actividades de carácter institucional, pastoral, social y cultural.
Durante la mañana de este sábado, Mons. Serrano visitó las iglesias de Sant Jaume de Engordany, Sant Miquel de Engolasters y Sant Romà dels Vilars, donde dedicó un tiempo a la oración, encomendando a Dios a los fieles de la parroquia y sus necesidades.
Ya por la tarde, la celebración de la Eucaristía –presidida por el obispo Josep-Lluís, concelebrada por Mn. Antoni Elvira y Mn. Jaume Soy, y asistida por el seminarista Leo Swistoniuk– clausuró formalmente la Visita Pastoral, en el marco de la fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán y en la víspera de la Jornada de la Iglesia Diocesana (Germanor), que este año se presenta bajo el lema “¡Tú también puedes ser santo!”.
En la celebración eucarística, que comenzó con una procesión dentro del templo cantando el himno del Jubileo, el órgano, a cargo de Joan Font, dio solemnidad a toda la misa con su interpretación. En la homilía, el obispo Josep-Lluís puso el acento en tres verbos que definen nuestra vida cristiana: construir, habitar y pensar. La Iglesia no es solo el edificio, sino la comunidad viva de creyentes; la palabra de Dios nos invita a reconstruir y rehacer nuestra existencia dentro de la vida parroquial, generando espacios de encuentro que permitan crecer juntos.
Los fieles fueron invitados a habitar los espacios de la comunidad, como San Pedro Mártir, templo abierto que ofrece descanso y encuentro, y a pensar, es decir, a reflexionar sobre su vida y la de la sociedad, entendiendo que la iglesia también es un espacio de reflexión y de compromiso social. La humildad, recordó Mons. Serrano, nos conecta con la realidad y nos ayuda a discernir dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Finalmente, destacó el papel clave de las familias en la transmisión de la fe y la responsabilidad de todos —sacerdotes, religiosas, laicos, jóvenes y niños de catequesis— de hacerse apóstoles alegres, dando su vida y abriéndose a un mundo que necesita la palabra de Dios.
Evangelizar, celebrar la fe y servir a los hermanos son las acciones que permiten que nuestra comunidad sea viva, acogedora y generadora de vida.












