Una diócesis puede fortalecer su pastoral vocacional con un plan integral que combine oración, formación, testimonio y acompañamiento, así se ha visto en el reciente Congreso de Vocaciones que tuvo lugar en Madrid los días 7 al 9 de febrero, con un bello lema inspirado en la exhortación apostólica “Christus vivit” del Papa Francisco (nº 286): «¿Para quién soy? Asamblea de llamados para la misión». En el Congreso, entre otras muchas aportaciones, se han destacado algunas realidades que nos tienen que ayudar en el despertar vocacional que todas las Diócesis, comunidades religiosas, movimientos e instituciones necesitamos con urgencia, y también nuestra sociedad.
El Congreso formulaba la pregunta ¿Para quién soy? porque la cuestión vocacional es un reto de nuestro tiempo y de nuestra Iglesia, especialmente para los más jóvenes, abriendo una búsqueda de respuesta desde el discernimiento que se ofrece en la Iglesia. El segundo gran objetivo fue impulsar y consolidar en cada una de las diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación y promueva los distintos caminos vocacionales, pues se trata de descubrir que nuestra vida está llamada a ser una respuesta generosa a la llamada de Dios, y que la clave vocacional es urgente acogerla y promoverla entre nosotros. Destaco algunos aspectos más relevantes:
- Promover en la Diócesis una cultura vocacional. Integrar el tema vocacional en las homilías, catequesis y acontecimientos diocesanos. Es urgente formar a sacerdotes, catequistas y laicos en el arte del acompañamiento vocacional. Y ayudará mucho el crear un equipo diocesano de pastoral vocacional con representantes de parroquias y comunidades.
- Orar por las vocaciones. Organizar grupos que acerquen la Palabra de Dios y también celebraciones y adoraciones eucarísticas vocacionales en nuestras parroquias. Debemos promover la oración por las vocaciones en familia y en grupos juveniles, y designar un día mensual o anual de oración por las vocaciones en toda la diócesis. Continuar la Cadena de oración.
- Acompañamiento y discernimiento. Ofrecer retiros vocacionales periódicos para jóvenes en búsqueda. Crear grupos de discernimiento con acompañamiento de sacerdotes y religiosos. Potenciar la ayuda espiritual para el proceso de escucha y decisión.
- Testimonio y visibilidad. Debemos cuidar la resonancia de las jornadas vocacionales en parroquias, escuelas y movimientos juveniles. Difundir y compartir testimonios vocacionales en redes sociales y medios comunicatives de la Diócesis, creando espacios de encuentro entre jóvenes y sacerdotes, religiosas/os y seminaristas, con familias y laicos comprometidos.
- Experiencia y misión. Fomentar el voluntariado social y misionero, así como experiencias radicales concretas de servicio y de compartir con personas necesitadas. Motivar a los jóvenes a participar en seminarios o convivencias con comunidades religiosas y laicos de instituciones de caridad y compromiso social. Potenciar las misiones diocesanas como espacio de llamado y compromiso.
- Recursos y comunicación. Diseñar y ofrecer materiales vocacionales (folletos, videos, redes sociales). Creando un sitio web vocacional con testimonios, información y contacto con formadores, y establecer una línea de contacto (WhatsApp o correo) para consultas vocacionales. Debemos difundir por todas partes “el buen olor a Cristo” (cf. 2Cor 2,14).