La Cátedra de Pensamiento Cristiano ha celebrado su vigésima edición tratando el tema de las adicciones desde diversas vertientes, con las ponencias del Dr. Josep Solé. Psiquiatra y ex jefe del área de adicciones del Hospital psiquiátrico Bennito Menni; el Dr. Miquel Àngel Prats. Psicopedagogo, Doctor en Pedagogía por la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte Blanquerna de la Universidad Ramon Llull de Barcelona y profesor titular de la FPCEE Blanquerna de la Universidad Ramon Llull; y el Dr. Francesc Torralba. Director de la Cátedra de Pensamiento Cristiano y Doctor en Filosofía y Teología por la Universidad de Barcelona.
La Jornada fue iniciada por Mn. Pepe Chisvert, Delegado de Enseñanza, en ausencia del Arzobispo Vives que se encontraba en Londres asistiendo a los actos de Coronación de S.M. Carlos III, y se ha celebrado en el Seminario Diocesano, en La Seu d’Urgell. Han asistido unas ochenta personas, en sus espacios de mañana y tarde.
El Dr. Josep Solé ha presentado la ponencia Mapa de las adicciones donde, se ha centrado en señalar geográficamente las ubicaciones y recursos a los que los drogodependientes y sus familias pueden acudir en la búsqueda de soluciones en el territorio catalán. Partiendo de la circunstancia de que, en cuestiones de drogodependencia, estamos ante un océano de problemas y soluciones, tiene mucha importancia hacer un mapa de los intentos de soluciones que históricamente han ido apareciendo desde los años ochenta a la actualidad, en Cataluña.
Ha detallado los amplios recursos que tiene Cataluña para intentar dar soluciones a la problemática de la salud mental, mencionando a los 102 centros sociosanitarios, 68 centros hospitalarios, 40 centros de salud mental con íntegramente, más de 900 ambulancias de transporte sanitario no urgente, 62 Centros de Atención y Seguimiento (CAS), 428 ambulancias de soporte vital básico y avanzado y 4 helicópteros medicalizados. Siendo la cuestión de las drogodependencias, entendidas como aquellas adicciones a un sustrato químico, especialmente dirigida hacia los Centros de Atención y Seguimiento (CAS).
Otro factor importante es la cuestión del estigma asociado con ciertas adicciones; a través de viñetas humorísticas ha representado a la audiencia la ironía de cómo un psiquiatra juzgaba a su paciente de adicto por ser adicto a la heroína, mientras el propio profesional tenía el suelo con una pirámide de colillas y ceniza. Aunque ambas son adicciones, el tabaquismo está más normalizado socialmente y por tanto ambos adictos no se enfrentan a los mismos juicios de valor. Esta reflexión la ha enlazado con el perfil de drogodependientes que acuden a diferentes centros y, por tanto, a diferentes salas de espera: mientras los alcohólicos acuden a las salas de espera de los centros hospitalarios, los heroinómanos lo hacen en las salas de espera de los Centros de Atención y Seguimiento (CAS).
De hecho, ha explicado, ese mismo estigma social se refleja en las mismas siglas del CAS. Se tratan de Centros de Atención y Seguimiento de Drogodependencias, pero no se abrevían como CASD sino como CAS por esta misma razón. El Dr. Solé ha aprovechado esta reflexión para profundizar en la cuestión sobre por qué los Centros de Atención y Seguimiento no sustituyen a los 78 Centros de Salud Mental por Adultos (CSMA); una razón de peso, explica, sería por la clientela especial del CAS, ejemplificando que el comportamiento problemático que un adicto a los opioides pueda presentar en el centro no será el mismo que el de un adicto a la heroína. También ha mencionado cuestiones relacionadas con desavenencias a la hora de unificar procedimientos.
Ha expresado agradecimiento, como profesional de la salud mental, por la constatación de la mejor visibilidad que han ido adquiriendo las patologías de salud mental en el transcurso de su carrera; tanto entre ciudadanos como entre profesionales de la salud. Ha señalado que estos últimos se han ido concienciando en la materia, algo que ha propiciado el aumento de políticas públicas para ampliar los servicios a la población. En este sentido, ha remarcado que este proceso está ayudando a batallar contra el estigma de que significa ser adicto o ser drogodependiente, y qué significa acudir a la consulta de un psiquiatra.
Después de un paro, ha seguido la Cátedra con la ponencia del psicopedagogo Miquel Àngel Prats “La adicción a las pantallas. Hacia un uso responsable de la tecnología”, que ha puesto mucho énfasis en la necesidad de crear espíritu crítico en los jóvenes y niños, sobre todo por parte de la familia, en la necesidad de utilizar la tecnología correctamente. No podemos negarnos a ella. No podemos vivir en un mundo aislado pero sí es necesario que la utilicemos de una forma racional.
La comprensión del fenómeno de las adicciones a edades prematuras lleva a poner el acento en la primera institución educativa: las familias, a las que el Dr. Prats ha animado a afrontarlo desde una vertiente pedagógica, educativa, que no prohibitiva. Prohibir no puede ser solución, no debe ser la solución. Es necesario educar y estar atentos, velar por conocer el entorno donde se mueven tecnológicamente los jóvenes.
Educación y tecnología tienen una relación de alta tensión porque la primera requiere tiempo y procesos lentos, atención y paciencia, una serie de cualidades opuestas a las que requiere la tecnología (rapidez, eficiencia, aceleración). Ante la pregunta cómo podemos encontrar un punto en común para que ninguna de las dos se superponga a la otra, el Dr. Prats ha respondido señalando la necesidad de regular la tecnología para que esté al servicio de la educación, pues es una poderosa herramienta para el aprendizaje tanto dentro como fuera de las aulas. En esta unión también se debe poder integrar a las familias. Es necesario que los padres, la familia, desarrollen el papel de garante y tutor.
Estas cualidades que pide la tecnología provocan en la sociedad lo que se llama brecha digital, que se incrementó durante los tiempos de la pandemia COVID-19. Esta brecha se presenta en diferentes formas: disponibilidad, acceso, competencias… Una persona competente en el mundo digital, ha explicado, es aquella que se autorregula, sabe elegir qué quiere hacer y que también sabe decir lo suficiente. En este sentido, niños y adolescentes carecen de referentes que les muestren el camino para alcanzar esta competencia digital que les ayude a autorregularse. Aunque son nativos digitales resultan, al mismo tiempo, huérfanos digitales, porque el primer lugar donde aprender recursos de forma natural está en casa y son precisamente los padres los que no disponen en profundidad de estas herramientas para educar a sus hijos.
El mundo se va haciendo cada vez más volátil, potenciado por la tecnología, y en este momento, es necesario aprender, desaprender y volver a aprender; una actitud óptima para todos. En la adicción a la tecnología, el Dr. Prats ha explicado que existe una falta de autorregulación de las emociones, y especialmente, la gestión de nuestra soledad. Según los datos del informe de 2021 de UNICEF; 4 de cada 10 adolescentes están conectados a la tecnología por no sentirse solos, el 98,5% están registrados en una red social y el 61,5% tienen un segundo perfil en redes sociales, para evadirse del control paterno.
Es importante comprender que los niños y adolescentes tienen un marco mental diferente que los adultos: no temen explorar en los avances tecnológicos que se producen a velocidad vertiginosa y entienden la lógica tecnológica, pero al mismo tiempo, no saben buscar información, categorizarla y tener espíritu crítico. Por esta razón, es imprescindible potenciar el pensamiento crítico en ellos, especialmente en el ecosistema de la información actual, donde los medios de comunicación sólo muestran una parte de la realidad. Asimismo, es importante concienciarse sobre la importancia de la cesión con criterio de los datos personales a las grandes corporaciones digitales, valorar su privacidad y confidencialidad, pues la cesión de datos personal y su mercantilización es el oro del siglo XXI.
Ha terminado su ponencia animando a la audiencia a aprender a convivir con la tecnología y a ser competentes digitalmente, es decir, tomar decisiones con valores.
Después de comer, el Dr. Francesc Torralba ha seguido con la última ponencia: “Reconstruir el proyecto de vida. De la desesperación a la esperanza”, con la que ha tratado los aspectos éticos y morales, así como el papel de la comunidad no sólo en la prevención y cuidado de las adicciones sino también a la hora de reconstruir el proyecto de vida.
Desde un enfoque filosófico y ético, el Dr. Torralba aborda una perspectiva importante en la vida de las personas adictas y sus familias: ¿cómo y cómo se puede hacer un proyecto de vida después de una adicción?
Para Torralba, aunque marcados por el estigma social de ser adictos, las personas que han pasado por él, son personas con dignidad inherente. Es necesario que sean tratadas con cuidado, cariño y respeto, evitando el juicio: no conocemos el contexto ni las circunstancias que le han llevado a esta situación. Es necesario partir de una perspectiva interpersonal, y no paternalista, sentir qué es estar en el lugar del otro. Esta lucha también es pedagógica y hay que tener cuidado sobre cómo hablamos de estos grupos vulnerables, pues el lenguaje nunca es neutro y tiene una carga emocional.
Las drogas enajenan, generan nuevas formas de dependencia y en las adicciones conductuales la persona queda atrapada. Enlazando con la conferencia del Dr. Prats, el Dr. Torralba ha hablado de la tecno-adicción como una forma de alienación, o de vacío insoportable, donde el yo del adicto ha quedado secuestrado, puesto que el teléfono forma parte de su vida y no es sólo un instrumento.
Si bien es posible salir de una adicción, debe tenerse en cuenta que las circunstancias y el contexto determinan la probabilidad. Los adictos necesitan de un entorno con figuras con autoridad moral que les puedan evidenciar, que ya han pasado por una experiencia similar, que les hable no desde el paternalismo y la superioridad, sino que desde una experiencia vital parecida les muestre que existe una oportunidad de construir un proyecto de vida más allá de lo vivido hasta entonces.
Para construir este proyecto de vida el Dr. Torralba marca una pauta de seis pasos. En primer lugar hace falta autoconciencia, el adicto debe tener un momento de lucidez y análisis de tomar conciencia de que el actual proyecto de vida es destructivo; seguidamente hace falta un proceso de autoconocimiento y diferenciar qué cualidades y limitaciones hay para encontrar una nueva vocación que dibuje la nueva vida; el proceso de autodominio para rechazar los estímulos que quieren llevar al adicto a la vida anterior; anticipación de posibles futuros y determinación de hacia dónde orientarse para rehuir del vacío y la sensación de aburrimiento que podrían llevar a recaer; y por último asumir que este proyecto de vida debe ser flexible y dúctil para adaptarse a las circunstancias.
El Dr. Torralba ha finalizado la ponencia remarcando que el buen proyecto de vida es aquel que mejora la vida de los demás; una vida tiene sentido porque aporta valor y puede liberar a los demás.
20 años de la creación de la Cátedra de Pensamiento Cristiano
La Cátedra de Pensamiento Cristiano nació hace 20 años con el objetivo de ser un espacio de formación y reflexión desde el punto de vista de la antropología cristiana. En un contexto de constante cambio y evolución, en el que la sociedad pide una atención cada vez más focalizada y comprometida por parte de los agentes de pastoral, profesores y maestros de religión, catequistas, y laicos involucrados en la actividad social y educativa, la Cátedra de Pensamiento Cristiano se presenta como un instrumento esencial para abordar estos desafíos. Dirigida por el doctor en Teología y Filosofía Francesc Torralba, la Cátedra tiene una clara vocación de servicio público, y está abierta a todos aquellos interesados en los temas que se tratan.