El domingo 5 de noviembre continuó la Visita Pastoral a la Parroquia de Andorra la Vella que Mons. Joan-Enric Vives, Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, está llevando a cabo.
El Arzobispo presidió la celebración eucarística dominical en la iglesia de Santa María del Fener, la que domingo tras domingo a las 17h reúne en la iglesia del Fener una buena presencia de fieles. A su llegada el Arzobispo fue recibido por el Rector y Arcipreste, Mn. Ramon Sàrries; por el Director de Cáritas Nacional Andorrana, Sr. Amadeu Rocamora; por la Presidenta de la Cofradía de la Virgen de Fátima, Dª. Maria Helena Machado así como por otros fieles.
Concelebraron la Misa con el Arzobispo Vives Mn. Ramon Sàrries, el P. Anto Pallikunnen, vicario parroquial que habitualmente celebra, y el secretario de Visita, Mn. David Codina.
En su homilía Mons. Vives destacó temas fundamentales que resuenan en los fieles y la comunidad católica de Andorra. Puso un fuerte énfasis en la importancia del valor de la humildad y la hermandad, recordando a todos los presentes que, independientemente de dónde vengamos, todos somos iguales y que el amor y la consideración mutua son los lazos que unen a la comunidad católica. En este sentido, hizo especial énfasis en el carácter acogedor de Andorra como país y la generosidad de su comunidad de fieles. Este mensaje de unidad y respeto inspiró a todos los presentes a abrazar la diversidad dentro de la comunidad y a trabajar juntos para construir un futuro más armonioso y amoroso, instando a los fieles a seguir siendo un ejemplo de la bienvenida y del amor cristiano, independientemente de la procedencia de las personas.
Continuó citando «Eres polvo y al polvo volverás.» Esta frase, del Antiguo Testamento, concretamente del libro de Génesis (3,19), tiene un significado profundo y recuerda a los fieles su propia humanidad y fragilidad. El Arzobispo explicó que esta sentencia no sólo nos recuerda a nuestra naturaleza efímera y la mortalidad humana, sino que también nos invita a la reflexión sobre nuestra humildad ante Dios y ante los demás. En nuestra existencia terrenal, somos como polvo, pequeños y frágiles. Esa humildad inherente debería recordarnos que nadie es superior a nadie y que todos compartimos la misma condición humana. Así, exhortó a los fieles a vivir con un profundo sentido de humildad y a practicar la bondad y compasión hacia los demás, ya que, al final, todos compartimos el mismo destino, que es la vuelta al polvo en este mundo terrenal, y nuestra esperanza de la vida eterna en el mundo celestial.
Además, citó la célebre frase de San Paciano, quien fue obispo de Barcelona, diciendo: «Mi nombre es cristiano, mi apellido es católico.» Con esta frase, el Arzobispo subrayó la idea de que más allá de nuestras raíces y orígenes, nuestra fe en Cristo es lo que nos une como comunidad católica. Instó a todos los fieles a recordar esa máxima y a vivir sus vidas siguiendo este principio, mostrando amor y respeto mutuamente, independientemente de su procedencia. Su palabra inspiró a todos los presentes a abrazar a la Iglesia sinodal y a unirse como una comunidad más fuerte y unida en su fe.
Finalmente hizo referencia a la importancia del Sínodo como una oportunidad crucial para la comunidad católica de Andorra instando a los fieles a participar activamente en el proceso sinodal, ya que ésta es una ocasión en la que todo el mundo puede hacer oír su voz y contribuir al futuro de la Iglesia, señalando la necesidad de una renovación espiritual y un profundo compromiso con los valores cristianos en esta época de cambios y desafíos. Subrayó cómo el sínodo puede ser una herramienta poderosa para discernir el camino a seguir y tomar decisiones importantes para la comunidad católica de Andorra, recordando a todos los fieles que deben participar con un corazón abierto y un espíritu de amor y consideración hacia los demás, independientemente de sus opiniones y diferencias.
Finalizada la Eucaristía, tuvo lugar una Asamblea parroquial donde la catequista y madre de familia, M. Victoria Cobo, dio la bienvenida al Arzobispo como Pastor de la comunidad y le mostró su satisfacción por su presencia en medio de la comunidad parroquial como Pastor de la Diócesis. Mn. Ramon Sàrries introdujo el momento actual de la Parroquia de Andorra la Vella y a continuación tomaron la palabra diferentes agentes pastorales y miembros del Consejo pastoral que informaron al Arzobispo de la actividad pastoral que desde Andorra la Vella llevan a cabo : catequesis, parejas y familia, Cáritas parroquial y nacional, Hospitalidad de Lourdes, Cofradía de Fátima, enseñanza, fueron algunos de los que tomaron la palabra en un clima de diálogo y confianza donde Mons. Vives les animó en la actividad pastoral que llevan a cabo. Se destacaron algunos temas de preocupación social como la vivienda, el ejercicio de la libertad religiosa en las escuelas y la estabilidad del matrimonio y de la familia.