Ven Espíritu Santo

En la solemnidad de Pentecostés, cuando culmina la Pascua de Cristo Resucitado y Dios envía el Espíritu Santo Defensor, oremos con la secuencia gregoriana de Pentecostés Veni Sancte Spiritus, un poema en latín, con el que la Iglesia católica pide la asistencia del Espíritu Santo. Recuerda la primera venida del Espíritu sobre los Apóstoles durante la fiesta judía de Pentecostés, narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. El texto se atribuye a Stephen Langton (c.1150-1228), Arzobispo de Canterbury. Veni Sancte Spiritus es una secuencia que se puede proclamar o cantar en Pentecostés.

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.

Compartir