Hemos celebrado el viernes la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, el amor misericordioso del Señor por toda la humanidad. Es una “devoción” muy arraigada en nuestras parroquias y en nuestras vidas, que se extiende a todo el mes de junio, mes del Sagrado Corazón, ya toda la espiritualidad a lo largo del año, puesto que es una devoción mayor, esencial para vivir la fe cristiana. Significa el amor misericordioso y sacrificado de Jesús por toda la humanidad, que quiere ser acogido y dar fruto en nosotros.
Debemos amar esta devoción de la Iglesia por el Sagrado Corazón de Jesús. Yo profundicé más cuando fui Rector de la Parroquia del Sagrado Corazón en Poblenou de Barcelona (1981-1987), y al ser obispo en 1993, la puse en mi escudo episcopal, con una cruz que tiene una llaga roja, para indicar el Corazón abierto de Cristo y mi confianza en ese amor misericordioso y traspasado de Jesús, que quiero que marque el estilo pastoral de mi ministerio.
Seamos devotos del Sagrado Corazón de Jesús para que se prolongue en nosotros la vida nueva de la Pascua, y nos ayude a consagrarnos del todo al amor de Cristo, liberándonos de imágenes falsas o deformadas de Dios. El Sagrado Corazón de Jesús remarca la gran humanidad de nuestro Señor, su misericordia y preferencia por los pequeños y sencillos, por los cansados y agobiados, por los pecadores, porque Él “es benévolo y humilde de corazón” (Mt 11,29) y da la su vida en rescate de todos.
Siendo párroco en Poblenou, en 1985, redacté esta oración que puede ayudarnos a ser devotos del Corazón de Cristo siempre y especialmente durante el mes de junio, tradicionalmente dedicado a amarle y darle culto. Ésta es mi Oración al Sagrado Corazón de Jesús:
Señor Jesucristo, Redentor del mundo, Amigo de los sencillos y de los pecadores, que te has dejado traspasar tu Corazón Sagrado en la Cruz, para salvarnos del pecado y darnos la abundancia de la vida divina.
Mira compasivo nuestra debilidad, y ten piedad. Líbranos del pecado y del mal, y condúcenos a la auténtica paz que se encuentra por la conversión y la acogida de tu Palabra.
Tú que nos invitas a seguirte y a amarte como discípulos, porque así encontraremos el reposo y la felicidad que tanto deseamos, no nos dejes nunca de tu poderosa mano, y apóyanos con bondad en todos nuestros caminos.
Hoy te consagramos humildemente nuestras vidas y hogares, pues queremos vivir siempre con la confianza puesta sólo en ti, que eres el Amor infinito, y porque queremos servirte de todo corazón a ti y a nuestros hermanos, por amor a ti.
Haz, Señor, que todos podamos encontrar en ti al verdadero Amigo y al Maestro bondadoso y humilde, y que en tu Corazón Sagrado aprendamos el amor generoso y sacrificado hacia todos. Amén.