Queridos andorranos y andorranas,
Se celebran los 30 años que el Pueblo Andorrano, con plena libertad e independencia y ejerciendo su soberanía, ratificó en referéndum la Constitución del Principado de Andorra. Es un hito importante, que merece nuestra gozosa y agradecida celebración democrática.
A treinta años vista, la obra constitucional, fruto del pacto entre los representantes del Pueblo y los Copríncipes, se nos muestra llena de realismo, sabiduría y clarividencia. No sólo fue capaz de actualizar el sistema político adaptándolo a las exigencias del tiempo y del entorno, sin romper con las raíces y la tradición histórica del país, sino que también se mostró como un instrumento clave para consolidar la soberanía nacional, la democracia y los derechos fundamentales, así como para favorecer la estabilidad institucional, la continuidad y el progreso de Andorra. La Constitución es, por tanto, un valioso patrimonio colectivo, del que hay que cuidar entre todos, y que sería adecuado divulgar ampliamente entre las nuevas generaciones de andorranos.
Podemos sentirnos orgullosos por el camino recorrido en este período de tiempo y, también, debemos ser conscientes de los grandes retos del momento presente. Es necesario seguir trabajando unidos para construir una sociedad más justa y fraterna, protectora de la vida, la dignidad y los derechos de todas las personas, con atención particular a los más vulnerables. También hay que encontrar las vías que permitan continuar el desarrollo del país, preservando su identidad y el patrimonio natural, con plena cooperación con Europa y con la comunidad internacional. En este sentido, deseo que pueda llegarse a un Acuerdo de asociación con la Unión Europea, que tenga en cuenta las especificidades de nuestro país y sea ampliamente aceptado por la mayoría democrática de la ciudadanía.
Estos treinta años de la Constitución coinciden también con los quince años de la firma y ratificación del Acuerdo entre el Principado de Andorra y la Santa Sede (2008), por el que se elevó a compromiso firme de que el Obispo de Urgell sea el Copríncipe episcopal de Andorra y se establecieron las bases para la respetuosa cooperación entre la Iglesia católica y el Estado, en favor del bien común de los andorranos. Creo que es bueno que sigamos trabajando para fortalecer y desarrollar esta histórica y fecunda colaboración.
Deseo que este importante aniversario constitucional nos motive a seguir trabajando unidos y con generosidad por el bien de toda la sociedad andorrana. ¡Feliz fiesta de la Constitución!
+Joan-Enric Vives, Arzobispo y Copríncipe