Saludo del Arzobispo y Copríncipe en la Fiesta de la Virgen de Meritxell 2023

Los andorranos estamos de fiesta. Celebramos la solemnidad de la Virgen de Meritxell, nuestra Madre y Patrona desde hace 150 años, que vela amorosa por nuestros Valles. Será el próximo 24 de octubre, cuando se produzcan propiamente los 150 años de su proclamación por los Síndicos y el Consejo general en pleno, como Patrona y especial Protectora del Principado de Andorra desde tiempo inmemorial, ya que “es venerada y tenida en muchísima devoción”, queriendo “atraer las bendiciones del cielo por lo que toca al porvenir”, como decía el M.I. Sr. Síndico Nicolau Duedra en su proclama de 1873, ya que «ha dado repetidas gracias, siempre que ha sido invocada». Invoquemos también nosotros, los cristianos del siglo XXI, con corazón de hijos y manos hermanadas y suplicantes.

Para solemnizar este evento, nos visita este año el Emm. Sr. Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Santo Padre, es decir su más alto y estrecho colaborador en el gobierno de la Iglesia universal. El Principado a través de sus Autoridades le había invitado, y hasta ahora no había sido posible su presencia. La ocasión de los 150 años de la Declaración como Patrona de nuestro País lo ha hecho posible. Un nuevo regalo a Andorra de la Virgen que honra a nuestro País y que agradecemos de corazón.

Acudamos a nuestra Madre celestial, invoquémosla con fervor y devoción, para que nos ayude en todos los retos que se nos presentan, que ayude a las autoridades y las familias, los niños y los jóvenes, los ancianos y los necesitados. Que dé cobijo a quienes lo necesitan y salud a los enfermos, consuele a los tristes y nos lleve siempre hacia Cristo, nuestro hermano y nuestro Salvador.

Que extienda su mano bendita sobre todos los rincones de nuestro País pirenaico, que penetre todos los corazones con su misericordia, y nos hermane con todos los pueblos del mundo, para que construyamos la justicia y la paz, tan ansiadas, unidas con una fraternidad fecunda de amor solidario auténtico.

No perdamos el fervor de nuestros Síndicos del siglo XIX, sino renovémoslo. Dios abre para nosotros, a través de María, un futuro lleno de esperanza.

¡Vivamos una gozosa fiesta de la Virgen de Meritxell!

Compartir