El próximo sábado día 25 de julio, por la tarde, unidos con todas las demás Diócesis hermanas de Cataluña y de España, en nuestra Catedral de Sta. María de La Seu d’Urgell, celebraremos una Eucaristía para recordar a las víctimas de la pandemia Covid-19 en la Diócesis, pero también en todo el país y en todo el mundo. Han sido momentos muy tristes a causa de estas pérdidas de vidas humanas y por todos los enfermos, y por toda la crisis humanitaria que estamos viviendo. Gracias a todos por uniros a esta celebración desde los templos de la Diócesis y un abrazo abierto al mundo, a todos los que tanto han sufrido y aún padecen la terrible pandemia.
Dios, estamos convencidos, no nos ha abandonado. Al contrario, para demostrárnoslo, envió a su Hijo Jesús, que pasó haciendo el bien, ayudó como Buen Samaritano, luchó contra las enfermedades curando las heridas de la humanidad dañada, y pagando por ella el precio de su propia vida. Y Jesús en la Cruz nos ha redimido y con su Resurrección nos ha abierto un camino de vida y de esperanza. Resucitaremos, viviremos para siempre con Él; y nos encontraremos con todos los que hemos amado aquí en la tierra. ¡Tengamos esperanza!
El día 25 nos reuniremos como fraternidad de hermanos, cerca de las familias que han perdido un ser querido. Quisiéramos que sintieran nuestra cercanía y la de todas las personas que amaban a sus difuntos. Es la hermosa tradición del pésame popular de nuestras Parroquias. Todos quisiéramos pasar delante de ellos, abrazarlos, estar a su lado.
Nos encontraremos en esta celebración en las Catedrales para:
- Rezar por los difuntos; para que reposen en paz y que sus familiares encuentren el consuelo del adiós y del duelo bien vividos; para acompañarnos en estos momentos tan dolorosos de pérdida de los que hemos amado tanto aquí en la tierra, y ayudarnos a salir adelante como familias y como humanidad. Orar por los difuntos y por sus familias es un deber y lo hacemos de todo corazón.
- Queremos interceder y enviar un mensaje de esperanza a todas las personas mayores y vulnerables; especialmente las que viven en residencias o experimentan la dura prueba de la soledad; sin olvidar a los niños que han tenido que estar confinados y sin escuela, especialmente los que sufren más carencias. Les deseamos hacer saber que los amamos y que los necesitamos; que queremos tenerlos con nosotros y que encuentren soluciones a sus necesidades.
- También agradeceremos a tanta gente buena que con trabajo y sacrificio han hecho posible, y aún lo están haciendo, que salgamos adelante en la pandemia; pensamos en tantos gestos pequeños y grandes de servicio y de bondad. ¡Nada será olvidado ante Dios! Gracias Señor porque infundes bondad en el corazón de los hombres y de las mujeres de hoy.
- Y rezaremos pidiendo luz para las autoridades, los responsables de la vida social, las instituciones y también para cada uno de nosotros -porque las responsabilidades siempre deben ser compartidas-, para salir unidos y fortalecidos de esta prueba, quizás más humildes, pero seguro que también más fuertes y más solidarios, más atentos a lo que realmente es esencial en la vida.
Mantengámonos este sábado unidos en comunión con la oración del Obispo y los sacerdotes en la Catedral de Sta. María, madre de todas las Iglesias de la Diócesis.
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