Del 6 al 10 de febrero tuvo lugar en Roma el Congreso Internacional para la Formación permanente de los Sacerdotes que ha organizado el Dicasterio para el Clero, en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización y el Dicasterio para las Iglesias Orientales. De Urgell participó el Delegado para el clero y Vicario General, Mn. Ignasi Navarri Benet.
El lema de reflexión fue “Reaviva el don de Dios que está en ti” (2 Tim 1, 6). La reflexión también tuvo en cuenta lo que dice Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis en el núm. 3: “La belleza de ser discípulos hoy. Una formación única, integral, comunitaria y misionera”.
Más de sesenta países han estado representados en este encuentro en el que han participado más de 800 sacerdotes, entre ellos, 25 de las diócesis españolas. Con ellos han estado presentes el presidente de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios y obispo auxiliar de Madrid, Mons. Jesús Vidal, el obispo auxiliar de Sevilla, Mons. Ramón Valdivia, y el director del secretariado de esta Subcomisión, Juan Carlos Mateos.
El Congreso se inició con la celebración de una misa presidida por el cardenal Parolin, secretario de Estado. Las primeras intervenciones corrieron a cargo del cardenal Bustillo, obispo de Ajaccio, en Córcega, que habló sobre “Sacerdotes en el cambio de época”, y de Mons. Severino Dianich, teólogo italiano, cuya intervención se centró en el tema, “identidad y ministerios de los sacerdotes en una Iglesia sinodal y misionera”.
En los días siguientes se contó, entre otros, con las ponencias del cardenal Gianfranco Ravasi; la psicóloga Chiara D’Urbano; el padre Hans Zollner, S.J. director del instituto de antropología IADC en la Universidad Gregoriana; y el obispo de Petrópolis, en Brasil, Dom Joel Portella.
Uno de los momentos más especiales del Congreso fue la audiencia con el Santo Padre, donde estuvieron presentes todos los participantes en este encuentro. El Papa Francisco, al hablar del fundamento de la formación permanente, señaló que «sólo si somos y permanecemos discípulos, podremos llegar a ser ministros de Dios y misioneros de su Reino». En otro momento, el Pontífice advirtió que «cuando la mundanidad entra en el corazón del sacerdote, se arruina todo», y reclamó sacerdotes «plenamente humanos, que sean capaces de jugar con los niños y de acariciar a los ancianos».
El Congreso acabó con una misa en la basílica de San Pedro presidida por el cardenal Lazzaro You Hueng, prefecto del Dicasterio para el Clero.