Hace un mes, el Santo Padre Francisco pidió, de forma paternal, que toda la Iglesia rezásemos intensamente, unidos a él, durante este mes de octubre por la Iglesia. Ahora os quiero pedir que perseveremos en este espíritu de oración, de penitencia por los pecados propios y de los hermanos, y de pedir ayuda para la lucha contra el demonio y el mal. Necesitamos siempre de la oración que nos une a Dios y nos mantiene despiertos en el amor.
El Papa en su comunicado invitaba a todos los fieles del mundo, a rezar cada día el santo Rosario durante este mes mariano de octubre y a unirse así en comunión y penitencia, como Pueblo de Dios, para pedir a la Santa Madre de Dios y a S. Miguel Arcángel que protejan la Iglesia de las artes del diablo, que siempre pretende separarnos de Dios y separarnos entre nosotros. Nos dice mentiras contra nosotros mismos, para desanimarnos y hacernos creer que no valemos y que no obtendremos perdón ni misericordia; miente sobre el prójimo para dividirnos y enfrentarnos, para que neguemos la dignidad de las personas; y sobre todo, se atreve a decirnos mentiras sobre Dios mismo, negándole la existencia o que pueda tener cuidado providente y amoroso de nosotros, de nuestro mundo. Es «el padre de la mentira», según Jesús (Jn 8,44). Con todo, ya desde el bautismo, los cristianos hemos sido liberados del Maligno, hemos renunciado a Satanás y a sus obras, y lo hemos reafirmado en la Confirmación. Hemos renunciado al pecado y al mal, para vivir en la libertad de la fe, que se mantiene activa por la caridad. Debe ser nuestro combate de cada día, protegidos por Sta. María y por S. Miguel.
También nos sugiere el Papa que a la oración del Rosario, que todos podemos rezar con sencillez, añadamos la antigua invocación «Sub tuum praesidium», «Bajo tu protección», y la oración a S. Miguel Arcángel, que protege y ayuda en la lucha contra el mal, como se nos revela en el Apocalipsis: «Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón… el que engaña al mundo entero… El acusador de nuestros hermanos ha sido expulsado. Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio que habían dado, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte» (Apoc 12,7ss).
La oración es el arma contra el Maligno. Sólo la oración puede derrotarlo. Los místicos rusos y los grandes santos de todas las tradiciones aconsejan, en momentos de turbulencia espiritual, protegerse bajo el manto de la Virgen María pronunciando la invocación más antigua dirigida a ella: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ìoh, siempre Virgen, gloriosa y bendita!” Y también la oración a S. Miquel que es menos conocida: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén”. Que ellos ayuden la Iglesia para que sea siempre más consciente de las culpas, los errores, los abusos cometidos en el presente y en el pasado y esté más comprometida en la lucha sin ninguna vacilación para que el mal no prevalezca. Perseveremos en la oración este octubre y siempre.
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