La Liga Espiritual de la Virgen de Nuria ha vuelto a organizar la peregrinación a pie desde el Monasterio de Montserrat hasta el Santuario de la Virgen de Nuria, que este año tendrá lugar del 1 al 9 de agosto y celebra su 25 aniversario.
El recorrido es de 170 km repartidos en ocho etapas, y une los dos principales santuarios marianos del país. La inscripción puede hacerse en la misma página web de los Amigos de la Virgen de Nuria, donde se encuentra abundante información sobre la organización y la intendencia. En esta edición, con motivo del 25.º aniversario de la peregrinación, se incorpora una nueva variante que pasa por la comarca del Lluçanès, concretamente por la Riera de Merlès, y continúa hacia Campdevànol, Planoles y, finalmente, hasta Nuria.
El primer día de agosto, los peregrinos se reúnen en la parroquia del Cristo Redentor de Barcelona. Desde allí, un autocar los lleva hasta la Masía Can Paloma, cerca de Montserrat. En este lugar se inicia formalmente la peregrinación con una oración llamada Camino de Luz, un texto lírico y profundo que define el sentido del viaje:
“El peregrino, solo o con la comunidad de quienes buscan, avanza paso a paso hacia la Luz, mientras el espíritu se despoja de ruidos y se reviste de silencio.”
La jornada concluye en el Monasterio de Montserrat, donde los participantes pasan la primera noche, “acogidos por la presencia de la Moreneta”. Al día siguiente, con las primeras luces del amanecer, comienza el camino a pie.
Cada jornada recorre entre 15 y 25 kilómetros, atravesando pueblos, bosques, ríos y sierras. Uno de los ejes centrales de la peregrinación es la espiritualidad. Cada mañana comienza con una oración colectiva, acompañada a menudo de la lectura del Diario del peregrino, una herramienta para la reflexión personal. Por las tardes, en espacios naturales o templos que acogen al grupo, los participantes comparten la oración Un camino, una gracia. La música también tiene un papel destacado. La canción Camino de Luz, compuesta especialmente para la Liga, acompaña el viaje con versos que evocan el vínculo entre naturaleza y trascendencia.
Durante el trayecto, la Liga cuenta con la colaboración de parroquias, rectorías y hostales de las distintas localidades para ofrecer acogida y alimento a los peregrinos. Los pueblos por donde pasa la ruta se convierten en espacios de hospitalidad y fraternidad, donde a menudo se celebra la misa vespertina en comunidad. El recorrido atraviesa no solo el territorio físico —el Prepirineo y el Pirineo—, sino también, como dicen los organizadores, “los paisajes invisibles del ser”.
El 9 de agosto, tras la última etapa de Planoles a Nuria, los peregrinos llegan al santuario de la Virgen de Nuria. Se trata de un momento cargado de simbolismo y emoción:
“Cuando el peregrino llega a Nuria, no llega solo. Llega con Dios en el gesto, en el aliento, en la mirada.”
La acogida en el santuario incluye una misa final, una comida festiva y el descenso en tren cremallera hasta Ribes de Freser. Allí, un autocar devuelve a los participantes a Barcelona.