La Peregrinación del Obispado de Urgell a Tierra Santa volvió a ser posible después de una breve interrupción de tres años, y entre el 28 de septiembre y el 5 de octubre, 40 personas de la diócesis viajaron por los principales lugares vinculados con la vida de la Sagrada Familia y de Jesucristo, con la guía de Mn. Ramon Sàrries, Arcipreste de los Valles de Andorra.
La última celebración eucarística se compartió en la capilla del Calvario, en la iglesia-basílica del Santo Sepulcro, en un lugar de gran simbolismo y en medio de la emoción de los peregrinos.
A lo largo de la peregrinación habían recorrido Nazaret, Belén, Cesarea, Abu Gosh, las fuentes del Jordán y el lugar de bautizo de Jesús. Revivieron juntos el momento de la Anunciación en la Natividad, visitaron la iglesia de las Bienaventuranzas, también la montaña del Tabor, e hicieron un buen recorrido por la ciudad santa de Jerusalén. Pudieron captar el clima en el que viven los cristianos en Tierra Santa. Los peregrinos conocieron el lugar del nacimiento de Jesús, también el de su crucifixión y el lugar del Santo Sepulcro, que hoy se venera en forma de capilla, dentro de la edificación de la gran iglesia que la acoge.
La peregrinación organizada por la Diócesis de Urgell bajo la guía de Mn. Ramon Sàrries, Arcipreste de los Valles de Andorra se inició hace 39 años y se ha mantenido siempre a pesar de las dificultades políticas que se han producido a lo largo de este tiempo.
El P. Artemio Vítores, franciscano de la Custodia de los Franciscanos en Tierra Santa recibió a los peregrinos en la iglesia de la Natividad, en Belén, donde les explicó las vicisitudes que han vivido las comunidades de franciscanos que la sostienen y las dificultades que se han superado en los años de custodia de los Lugares Santos.