¡Cristo ha Resucitado y nos envía el Espíritu Santo Defensor! ¡Celebremos la Pascua granada de los frutos del Espíritu! Cristo nos acompaña a través de su Espíritu Santo. Él dijo en la última cena: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros» (Jn 14,15-18). Acojamos en esta Pascua, con humildad y reverencia, el Espíritu de Cristo y dejémonos llevar por su aliento de libertad y su fuego de caridad ardiente. Cuidemos la vida espiritual, sabiendo que Él nos guía y nos sostiene, alimenta nuestra oración y hace convincente nuestro testimonio cristiano.
El Espíritu es aquel don del Padre y del Hijo que habita dentro de nosotros y silenciosamente nos va guiando hacia la plenitud de la verdad y nos va transformando en amigos de Dios e imágenes de Cristo. Él nos da las palabras adecuadas y nos hace valientes en los combates de la fe. Por el bautismo y la confirmación se ha hecho compañero invisible pero real de nuestra vida para siempre. No estamos solos, ya que Él nos acompaña. Y la Eucaristía nos lo regala siempre de nuevo, para que llene de gozo toda nuestra vida, perdone nuestros pecados y nos eleve a una confianza grande y abandonada en sus manos.
¡Qué bello y profundo es este texto que leyó el obispo Ignacio, en Uppsala, en 1968, en el Consejo Mundial de las Iglesias! Ayuda a entender la misión del Espíritu en nosotros:
«Sin el Espíritu Santo,
Dios está lejos, Cristo queda en el pasado,
el Evangelio es letra muerta; la Iglesia, una simple organización;
la autoridad, un dominio; la misión, una propaganda;
el culto, una evocación; y el actuar cristiano, una moral de esclavos.
«Pero con Él,
el universo se levanta y gime en la infancia del Reino;
Cristo ha resucitado; el Evangelio es potencia de vida;
la Iglesia, comunión trinitaria de hermanos;
la autoridad, un servicio liberador;
la misión, un pentecostés; el culto, es memorial y anticipación;
el actuar humano, es algo divino».
Hoy es Pentecostés, ¡el día en que ha actuado el Señor! Hoy Cristo une lo que estaba dividido en muchas lenguas y enseña a hablar la única lengua comprensible, la del amor, que es realmente universal y que nos une en un solo corazón. Hoy culmina la victoria del Resucitado sobre la muerte, y triunfa la vida. ¡Él todo lo renueva! Pidámosle al Padre que envíe a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, para hacernos hijos suyos, para unirnos en Iglesia santa y católica, para enviarnos a anunciar fe y dar testimonio del Reino de Dios. ¡Santa Pascua a todos!
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