En la fiesta de la Ascensión, el Arzobispo Joan-Enric presidió la Eucaristía de la mañana en el Santuario-Basílica del Santo Cristo de Balaguer, con la animación litúrgica de las Religiosas Clarisas del Monasterio del Santo Cristo y Santa Clara de Balaguer.
Animó a los cristianos a ser testimonios de amor en medio del mundo. Dios que es invisible se nos ha hecho visible y encontradizo a través de Jesús, su Hijo único, que después de su ministerio en la tierra, fue llevado al cielo, y desde allí volverá para tomarnos con Él, y vivir eternamente felices. Puesto que hemos resucitado con Cristo por el Bautismo, debemos ser testimonios suyos y vivir con el corazón elevado hacia las cosas del cielo, que no caducan. De la Ascensión del Señor brota alegría y esperanza para los creyentes, y mayor testimonio de fidelidad a la Iglesia y a la fe recibida.
Después de la Misa el Arzobispo dedicó un buen tiempo a la visita del Monasterio de Monjas Clarisas. Las animó en su vida contemplativa y en el trabajo de servicio a sus hermanos. Las religiosas le informaron de su trabajo actual, de su formación permanente y de la fraternidad que reina entre ellas, con una gran fidelidad a la regla de Santa Clara.