«Mirarán al que traspasaron» (Za 12,10)

Mañana día 9 de noviembre es la fiesta del Santo Cristo de Balaguer, patrón de la ciudad y de la comarca de la Noguera, así como de la Ribera y el Pla d’Urgell, como canta el Himno de Mn. Cinto Verdaguer. Pero de alguna manera toda la Diócesis de Urgell encuentra en Él la fuente de la misericordia y de las bendiciones divinas. En tiempos de pandemia, aún es más urgente que nos acerquemos espiritualmente para pedirle que aleje de nosotros la desgracia del coronavirus y nos ayude a rehacer la esperanza llena de fe y el tejido económico y social del país y de nuestras vidas. Hoy le reiteramos que con sus heridas nos cure, y le rogamos por los enfermos, por los hospitalizados, los difuntos y sus familias. Y también por los investigadores, sanitarios, educadores y todos los que hacen posible nuestra vida cotidiana. El Santo Cristo de Balaguer nos acoge a todos y nos consuela a todos. Su impresionante imagen del siglo XV, que lo presenta muerto tras penosa agonía, nos lo muestra cargando nuestros dolores, exhausto y que envía un último suspiro de misericordia y de paz. ¡Cuánto consuelo nos da!

La victoria de Cristo en la Cruz es cantada con verso vibrante por el gran poeta del renacimiento de la lengua catalana, Mn. Cinto Verdaguer (1845-1902), que compuso la letra del «Himno de la Romería» (año 1900) en honor del Santo Cristo de Balaguer, que se ha hecho bien popular: «Del cielo azul por el atajo sé nuestro adelantado; sé Tú nuestra bandera, Santo Cristo de Balaguer.» Y el mensaje de sus estrofas: «Con tus llagas floridas, de los mártires Tú eres el Rey; mas en tus heridas, para todo mal tienes remedio.»

«Mirarán al que traspasaron», profetizaba Zacarías (Za 12,10). Este año en plena conmoción por la pandemia, miremos con fe y amor al Santo Cristo de Balaguer. Miremos al Siervo de Dios, desfigurado, despreciado, humillado… ¡Todo lo hizo por nosotros! ¡Todo lo hizo por mí, por todos! Es el Cordero de Dios que carga con el pecado del mundo y se compadece de nuestras plagas.

Miremos y contemplemos a Cristo:

·         Miremos su cabeza; es el Rey coronado de espinas; que reclina su cabeza para entregar el espíritu…

·         Miremos sus brazos: abiertos, abrazando todo el mundo; nadie queda discriminado cerca de Él; brazos de reconciliación y de paz…

·         Miremos sus manos que han creado el mundo, y ahora están traspasadas y aparentemente inactivas clavadas en el árbol de la Cruz; Él nos cura.

·         Miremos su rostro ensangrentado, es “el más bello de los hombres» (Sal 45,3).

·         Miremos sus ojos llenos de perdón. Nos renueva con la claridad de su mirada, que nos salva…

·         Miremos su cuerpo, lleno de heridas, golpes, que carga en sus hombros no una sino todas las ovejas perdidas… a ti y a mí… Todos los descarriados del mundo.

·         Miremos sus pies, clavados en la cruz; ya no pueden recorrer los caminos de la tierra, pero Él va a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

·         Miremos su costado abierto por la lanza. Es la herida más significativa, la que nos permite penetrar en su Corazón. Y brota sangre y agua de vida.

 

Y besémosle espiritualmente los pies, como es tradición en Balaguer, con 3 besos: beso de agradecimiento, beso de arrepentimiento y beso de amistad y de amor.

{«image_intro»:»»,»float_intro»:»»,»image_intro_alt»:»»,»image_intro_caption»:»»,»image_fulltext»:»»,»float_fulltext»:»»,»image_fulltext_alt»:»»,»image_fulltext_caption»:»»}

Compartir