La Inmaculada es nuestra esperanza en el Adviento

El Adviento es tiempo de orar insistentemente a María, la que mejor nos puede enseñar a preparar la venida de Cristo. Ella con su sí a Dios, hizo posible la Encarnación. Acudamos a la Inmaculada Concepción para que nos ayude a vivir con esperanza y a preparar espiritualmente la Navidad que se acerca. Seamos fieles a la oración a María con el rosario, el ángelus, una avemaría dicha con fe, una jaculatoria sencilla lanzada al cielo, que vamos haciendo cada uno en su interior, o ésta que os ofrezco.

Virgen María Inmaculada,
Madre poderosa, adornada de gracia y de dones,
que velas por los hijos pecadores, por las familias y los pueblos,
en nuestra Diócesis y en todo el mundo.

Acércanos siempre a Jesucristo, tu Hijo,
el Salvador del mundo,
y enséñanos a amar a la Iglesia
con amor filial y comunión fraterna.

Sé nuestro auxilio y nuestra fortaleza
en las adversidades y tribulaciones de la vida,
y fortalécenos en la fe y la confianza
para hacer en todo la voluntad del Padre del cielo.

Regálanos una Paz duradera y universal,
mira con misericordia a los refugiados,
escucha los ruegos de los emigrantes
y no dejes de tu mano a quienes en Ti confían.

Mantén unidas las familias, ayuda a los enfermos,
orienta a los niños y jóvenes por el buen camino,
y protege amorosa a nuestros pueblos,
ya que eres la Madre de la esperanza y del consuelo.

Danos alegría y fortaleza
para testimoniar con autenticidad nuestra fe cristiana,
y haznos siempre disponibles para toda obra buena
de solidaridad, de servicio y de amor.

Enséñanos a vivir el Adviento con disponibilidad
guíanos hacia una auténtica conversión de corazón,
para que esperemos con fe al Señor que llega
y vivamos la Navidad con compromiso, alegría y amor.

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