La atención en las fases críticas y terminales de la vida

La Congregación para la Doctrina de la Fe acaba de hacer pública una Carta titulada “El Buen Samaritano”, fechada el 14 de julio de 2020, sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida. La figura del Buen Samaritano que deja su camino para socorrer al hombre enfermo (cfr. Lc 10,30-37) es la imagen de Jesucristo que encuentra a la humanidad necesitada de salvación y cuida de sus heridas y su dolor. Él es el médico, «el testigo fiel» (Ap 3,14), el Salvador. La Carta aprobada por el Papa ayuda a concretar este mensaje y a traducirlo en una capacidad de acompañamiento de la persona enferma en las fases terminales de la vida, de manera que se le ayude respetando y promoviendo siempre su dignidad, su llamada a la santidad y, por tanto, el valor supremo de su misma existencia.

El extraordinario y progresivo desarrollo de las tecnologías biomédicas ha acrecentado de manera exponencial las capacidades clínicas de la medicina en el diagnóstico, en la terapia y en el cuidado de los pacientes. La Iglesia mira con esperanza la investigación científica y tecnológica. Sin embargo, estos progresos reclaman una creciente y sabia capacidad de discernimiento moral para evitar el uso desproporcionado y deshumanizante de las tecnologías, sobre todo en las fases críticas y terminales de la vida humana. Se percibe la necesidad de una aclaración moral y de una orientación práctica para asistir a los enfermos más débiles en las etapas más delicadas y decisivas de la vida.

Es una larga Carta de 29 páginas, con abundantes notas y diversos apartados. A modo de síntesis veámoslos más detalladamente:

I. Hacerse cargo del prójimo en su sufrimiento
II. La experiencia viviente del Cristo sufriente y el anuncio de la esperanza
III. El “corazón que ve” del Samaritano: la vida humana es un don sagrado e inviolable
IV. Los obstáculos culturales que oscurecen el valor sagrado de toda vida humana
V. La enseñanza del Magisterio sintetizada así:

1.     La prohibición de la eutanasia y el suicidio asistido
2.     La obligación moral de evitar el ensañamiento terapéutico
3.     Los cuidados básicos: el deber de alimentación e hidratación
4.     Los cuidados paliativos y la necesidad de su desarrollo
5.     El papel de la familia y los “hospices” o lugares de atención especializada a los enfermos terminales
6.     El acompañamiento y el cuidado en la edad prenatal y pediátrica
7.     Terapias analgésicas y supresión de la conciencia: licitud de la sedación para cuidar
8.     El estado vegetativo y el estado de mínima consciencia con el derecho a la alimentación y a la hidratación
9.     La objeción de conciencia de los agentes sanitarios y de las instituciones católicas ya que no existe un derecho a la eutanasia o al suicidio asistido.
10.     El acompañamiento pastoral y el apoyo de los sacramentos
11.     El discernimiento pastoral hacia quien pide la eutanasia o el suicidio asistido
12.     La reforma del sistema educativo y la formación de los agentes sanitarios

Miremos de profundizar el mensaje de esta importante Carta.

{«image_intro»:»»,»float_intro»:»»,»image_intro_alt»:»»,»image_intro_caption»:»»,»image_fulltext»:»»,»float_fulltext»:»»,»image_fulltext_alt»:»»,»image_fulltext_caption»:»»}

Compartir