Encontramos hoy diversos motivos para la fiesta y la alegría. Celebramos el gozo pascual del tercer domingo de la Pascua de Resurrección, y al mismo tiempo, en toda Cataluña y en toda la Iglesia, agradecemos el ejemplo máximo de testimonio del gran mártir San Jorge, quien dio su vida por fidelidad a Cristo, su Señor, el Rey de los mártires. Y siguiendo una tradición centenaria, en este día las personas que se aman se regalan rosas simbólicas del amor fiel y libros que abren ventanas al espíritu, pues la cultura sacia y consuela nuestras vidas.
La muerte y la resurrección de Jesucristo son la expresión máxima del amor divino y al mismo tiempo el testimonio supremo del amor que un hombre puede dar por su fe y su amor a Dios, su Padre. Desde los primeros siglos del cristianismo hasta nuestros días, muchos cristianos son perseguidos, torturados y ejecutados por su fe en este Jesús, afirmando que vive, que ha vencido a los poderes oscuros del mal y del pecado, y que ha abierto un camino de amor servicial que tendrá su plenitud en la vida eterna prometida a los que le siguen: “Quien cree en mí, aunque haya muerto vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Jn 11,26).
Los mártires son considerados modelos de vida cristiana, ya que dieron testimonio de su fe hasta el final, incluso ante la muerte. Modelos de virtud e intercesores nuestros ante Dios; plantaron cara al mal. Y en especial San Jorge, patrono de Cataluña con la Virgen de Montserrat, es aclamado en toda la cristiandad como un gran luchador contra el maligno, protector de los débiles y liberador de todas las esclavitudes. La leyenda más conocida sobre S. Jorge es su combate contra el dragón, que representa el mal y la opresión, y su victoria liberadora de la doncella gracias a su fe en Dios y a su valentía. La leyenda simboliza la lucha que todo cristiano debe librar contra las fuerzas del mal y la importancia de mantener la fe, incluso en situaciones difíciles y en ambientes hostiles.
También en nuestro tiempo se dan martirios y nuevos combates, como por la defensa de la vida en todas sus fases, la verdad, el amor fiel y abierto a la vida, la defensa de los oprimidos y el no venderse al dinero, el poder o la corrupción. Un ejemplo para la fidelidad de los enamorados y las familias cristianas que viven inmersos en tantas dificultades. El poder del martirio radica en la capacidad de inspirar a otros a seguir el ejemplo de aquellos que sufrieron y murieron por su fe. El martirio puede ser visto como una forma extrema de resistencia pacífica contra la opresión y la injusticia, y como una afirmación de la dignidad humana y la libertad religiosa. Los mártires inspiran a las generaciones posteriores y deben inspirarnos a nosotros.
El gozo de la Pascua casa bien con la Diada de Sant Jordi, que es día de rosas y libros, día de los enamorados, día de conmemoración del aniversario de la muerte de Cervantes y de Shakespeare, día de compromiso por nuestra fe cristiana, para que sea fermento de esperanza y de caridad y estímulo para el servicio a la cultura y al país.