El día 6 de junio, fiesta de San Marcelino de Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, al celebrarse los 25 años de su canonización, y los 200 de la fundación del Hermitage, en el Monasterio de Santa María de Bellpuig de Les Avellanes, tuvo lugar un solemne acto para festejar la efeméride.
Al iniciarse la Jornada festiva, el Director del Monasterio, Sr. Robert Porta, presentó las últimas actividades llevadas a cabo en el Monasterio de Les Avellanes. Actividades sociales y culturales, deportivas y pastorales donde destaca la celebración de la Pascua joven de Les Avellanes que este año ha llegado a la 50ª edición. También el monasterio destaca por su colaboración en la celebración de diferentes conciertos de calidad. También hay que valorar la donación que el Monasterio ha recibido de la Biblioteca Baldiri Barat con 2.000 volúmenes. Finalmente ha destacado la entrada del Monasterio en la red «Catalonia Sacra» y la redacción de un plan director de reforma y acondicionamiento del Monasterio.
A continuación tomó la palabra el Hermano Ramon Llansana, Superior adjunto de la Comunidad Marista de Santa María de Bellpuig de les Avellanes, que presentó la acción del Instituto Marista a nivel mundial constatando el aumento de vocaciones en Asia, África y América central y del sur. En la actualidad el Instituto cuenta con 2.427 Hermanos.
El Hermano Ramon subrayó la vinculación laical al carisma marista y los encuentros exitosos entre los Consejos Generales del Instituto de Hermanos de La Salle y el de los Hermanos Maristas.
También destacó los 135 años de la editorial “EDELVIVES” perteneciente al Instituto y por último comunicó la ampliación de la provincia del Hermitage a la que pertenece el Monasterio de las Avellanas a otros países de Europa.
Concluyó esta parte del acto la proyección de un vídeo de la acción llevada a cabo por los Hermanos Maristas azules en Alepo, Siria, que desde 2012 vive el horror de la guerra. Los Hermanos conocidos como Hermanos Maristas azules se centran fundamentalmente en la necesidad de la educación en la paz y la reconciliación de las nuevas generaciones.
A continuación tuvo lugar la Eucaristía solemne en el Monasterio de Santa María de Bellpuig de Les Avellanes presidida por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives, y concelebrada por el Vicario General de Urgell, Mn. Ignasi Navarri, y la casi totalidad de los presbíteros del Arciprestazgo de la Noguera.
En su homilía el Arzobispo destacó cómo San Marcelino Champanyat, fundador de los Hermanos Maristas, nació en una época de grandes convulsiones en Francia, poco después de la Revolución Francesa. En ese contexto de cambio e incertidumbre, sintió la llamada de Dios para dedicarse a la educación cristiana. Con una fe inconmovible y una voluntad de hierro, fundó los Hermanos Maristas de las Escuelas, Pequeños Hermanos de María, con la misión de “hacer a Jesucristo conocido y amado” a través de la educación. Su amor por los niños y jóvenes le llevó a fundar escuelas allí donde había una necesidad urgente de educación. San Marcelino nunca vio un obstáculo como insuperable, sino como una oportunidad para servir a Dios y a su comunidad. Su devoción por la Virgen María, que él llamaba “la Buena Madre”, fue una constante en su vida y misión. Esa devoción nos recuerda la importancia de la fe, la humildad y la confianza en la providencia divina. Uno de los aspectos más destacados del carisma de San Marcelino es su creencia en la educación como herramienta de transformación social. Su lema fue y sigue siendo, “Para educar hay que amar”.
La fiesta concluyó con una comida de hermandad en el restaurante del Monasterio compartida con los laicos y laicas vinculados a los Hermanos Maristas.