El día 6 de enero, en todas las iglesias y parroquias de la Diócesis, se celebró con alegría la fiesta de la Epifanía del Señor Jesús, manifestación de su amor a todos los pueblos. Con la adoración de los sabios-magos de oriente, las fronteras ya no son un obstáculo para reconocer al niño de Belén como el Dios que nos salva a todos. La salvación que Jesús trae es universal: no entiende de lenguas, fronteras, sexo, color, raza, sino que todos están llamados a formar parte de este nuevo Pueblo de Dios que empieza a reunir al niño Jesús en Belén. Los magos-sabios-reyes son señal de que la salvación que nos lleva Jesús llega a todos los pueblos y confines de la tierra, que no es exclusiva de nada ni de nadie.
También en muchas iglesias se mantiene la tradición de que los reyes acaben su tradicional cabalgata en la iglesia donde veneran la imagen del niño Jesús.