En este día 1, se celebra la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la creación. Día de oración personal y comunitaria por nuestra casa común, hoy terriblemente dañada por la actividad humana. Fue instituida por el Papa Francisco en 2015 (cuando publicó su encíclica “Laudato sí”), siguiendo una sugerencia del obispo ortodoxo de Pérgamo y teólogo, S.E. Ioannis Zizioulas. De esta forma, la Iglesia Católica se adhiere a la misma Jornada que ya celebra tradicionalmente la Iglesia Ortodoxa.
Esta Jornada quiere ofrecer a cada creyente y a las comunidades cristianas una valiosa oportunidad para renovar la adhesión a la vocación de ser “custodios de la creación”. Una oportunidad para elevar a Dios una acción de gracias por su obra maravillosa, confiada a nuestro cuidado, invocando su ayuda para su protección y pidiendo su misericordia por los pecados contra el mundo en que habitamos. Con la Jornada, la Iglesia ofrece su contribución en orden a superar la crisis ecológica que sufrimos. Como dice el Papa Francisco, es necesario extraer de nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones que alimentan la pasión por el cuidado de la creación, porque la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza, ni de las realidades de este mundo, sino que vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea. Por eso, la crisis ecológica nos exige una profunda conversión espiritual, ecológica, para que broten todas las consecuencias de nuestro encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo, y para vivir así la vocación de ser protectores de la obra de Dios, como parte esencial (no opcional) de la vida cristiana.
Entre el 1 de septiembre y el 4 de octubre, fiesta de S. Francisco de Asís, tiene lugar la iniciativa ecuménica Tiempo de la Creación, con la que los cristianos estamos invitados a orar e impulsar iniciativas ecuménicas por el cuidado de la creación. El lema de la Jornada de este año es: «Espera y actúa con la Creación«. Es una hermosa e inspiradora reflexión, en la que el Papa nos recuerda que, para los creyentes, Dios no es una idea abstracta de infinito, sino que es Padre amoroso, Hijo amigo y redentor de todo hombre, y Espíritu Santo que guía nuestros pasos por el camino de la caridad. Este Espíritu es quien nos da la fe, quien nos permite dirigirnos a Dios como Padre, quien, con su guía, cambiará radicalmente nuestra actitud, de “depredadores” a “cultivadores” del “jardín terrenal”, que pertenece a Dios, y a comprometernos a promover la justicia y la paz en el mundo, a la espera de la liberación definitiva, la llegada futura del Señor en su gloria.
La fecha de hoy es también significativa en Urgell, porque festejamos S. Gil, ermitaño y abad, quien modeló, según una venerable tradición, la imagen de la Virgen de Núria, patrona de nuestra Diócesis. Desde hace siglos, los pastores suben a Núria para celebrar su Patrón y rezar en acción de gracias por la naturaleza, que nos ofrece un entorno tan maravilloso. Mn. Francesc Marés, autor de una bella historia del Santuario en el siglo XVIII, canta la extraordinaria belleza del lugar, obra del “Autor de la naturaleza”, que ha querido para María Santísima esta su “habitación” y “teatro de su divina majestad”. Núria es un digno “Jardín” de la Virgen, un espacio especialmente significativo para la alabanza a Dios por su creación y para favorecer nuestra conversión ecológica.