Al iniciar un nuevo Año y celebrando la Jornada Mundial por la Paz, con el lema «La paz es camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica», dejemos resonar en nosotros las palabras de los ángeles a los pastores, «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra Paz» (Lc 2,14). Vivamos todo el año dando a Dios la gloria que se merece y acogiendo el don de la Paz para los que amamos y conocemos, y para todos los hombres y mujeres de nuestro mundo, especialmente aquellos a quienes toca vivir la durísima experiencia de la guerra y las violencias (estamos en una tercera guerra mundial no declarada, dice el Papa Francisco). «Cristo es nuestra Paz» (Ef 2,14) dice S. Pablo, y la «Paz» contiene todos los bienes que el Mesías nos ha traído con su venida, al tiempo que resume todo lo que los discípulos de Cristo debemos comunicar al mundo: «Cuando entréis en una casa, decid: Paz a esta casa» (Lc 10,5).
Trabajemos a lo largo de todo el año 2020 que comienza, la reconciliación y la paz en la vida cotidiana, en las tribulaciones y con algo de ese sentido del humor que nos hace respirar bien. El Papa Francisco invitaba recientemente a tomarse la vida con buen humor y con la paz de Jesús que es tan necesaria para poder superar las tribulaciones y las dificultades con que las personas nos podemos encontrar a lo largo de la vida. Él mismo nos da ejemplo porque ejerce el ministerio de sucesor del apóstol Pedro con coraje y sin hacer caso de las críticas. ¿Cómo es posible conciliar las tribulaciones que padecemos con la promesa de Jesús a los Apóstoles en la última cena: «La paz os dejo, mi paz os doy«? ¿Tener dificultades con ciertas personas o grupos y darnos un signo de paz y de reconciliación antes de comulgar? Las persecuciones y tribulaciones parece que tengan que anular la paz, reconoce el Papa, pero sin embargo, nos pide que recordemos las bienaventuranzas del mismo Jesús: «Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien por mi causa» (Mt 5,11). La paz de Jesús no se contradice con esta vida de persecuciones y de tribulaciones ya que es una paz que está muy al fondo, muy profunda, debajo de todas estas realidades. Es una paz que nadie nos podrá quitar, una paz que es un regalo. Vivir en paz con Jesús es tener esta experiencia dentro, que permanece durante todas las pruebas, dificultades y tribulaciones. Podemos tener presente el ejemplo de los santos que no perdieron la paz, ni en el momento de máxima tribulación o de muerte martirial, ya que la gracia de Dios los sostenía y ellos se confiaban con paciencia y amor. Y seamos intercesores de paz y de concordia. La oración es muy poderosa y Dios quiere que lo pidamos con fe y esperanza paciente.
La paz de Jesús nos enseña a caminar adelante en la vida. «Nos enseña a soportar, dice el Papa. «Soportar«: una palabra que no comprendemos bien lo que quiere decir, una palabra muy cristiana que significa «llevar a la espalda». Cargarse a la espalda la vida, las dificultades, el trabajo, todo, sin perder la paz. También llevar a la espalda es tener la valentía de ir hacia adelante. Esto únicamente se entiende cuando se tiene dentro el Espíritu Santo que nos da la paz de Jesús». Que todo este año que empezamos tengamos esta paz y podamos «soportar» todo lo que la vida nos comporte de tribulaciones y de problemas, sí, pero también de alegrías y esperanzas. «La paz es camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica», nos pide el Papa en esta Jornada por la paz que celebramos el pasado día 1. Lo comentaremos el próximo domingo. ¡Feliz Año a todos!
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