Confirmaciones en Sant Miquèu de Vielha

El domingo 24 de septiembre, un grupo de 11 jóvenes de Vielha, 2 de Vilac y 4 de Bossòst recibieron el sacramento de la Confirmación en la iglesia de Sant Miquèu de Vielha (Valle de Aran) en una celebración eucarística presidida por el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives. Concelebraron con el Arzobispo el Rector de Vielha y Arcipreste de la Val d’Aran, Mn. Pere Balagué; el Rector de Bossòst, Mn. Joseph Geethafonkalan; Mn. Joseph Amiell y Mn. David Codina.

Fue una celebración muy preparada por los catequistas y por los confirmandos y muy vivida por todos los participantes, padres y familiares y miembros de la Comunidad parroquial. Al iniciarse la celebración un joven confirmando felicitó al Arzobispo Joan-Enric porque en ese día mismo se cumplían los 49 años de su ordenación de presbítero en el Poblenou de Barcelona.

En su homilía, el Arzobispo glosó el Evangelio proclamado del domingo XXV del tiempo ordinario (Mt 20,1-16a) donde Jesús pone la parábola del propietario que sale de buena mañana a alquilar trabajadores para su viñedo: hizo tratos por un jornal de un denario y los envió a su labor. Posteriormente llama a otros: a media mañana, a media tarde, y una hora antes de ponerse el sol. Cuando es la hora de pagar todos cobraron lo mismo, un denario. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo, que les tiene que recordar: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?” Así, los últimos pasarán a primeros, y los primeros, a últimos.» Jesús enseña que la lógica del Padre celestial es muy diferente a la lógica de los negocios y matemáticas humanas. En el Reino de los cielos todos somos llamados y nadie puede creerse superior a otros, ni que haya trabajado más o haga más que haya recibido la fe. Dios llama a todos, cuando quiere y de la forma que quiere, y nadie tiene asegurada la salvación por sus obras sino sólo fruto de la gracia y la misericordia de Dios, por eso debemos servir al Reino de Dios, ser discípulos de Jesús, y construir paz y hermandad sin creernos superior a los demás ni juzgarlos por su pasado o etiquetarlos porque ante de Dios todos somos pequeños y pecadores, necesitamos saber tener la mirada que Dios tiene sobre las personas: mirada de perdón y de compasión y de saber limpiar y borrar la libreta de los agravios y carencias de los demás. jóvenes confirmandos a vivir el perdón y la magnanimidad a lo largo de su vida teniendo un corazón abierto que sabe acoger a los demás, a las personas, a los diferentes. Y animó a ser comunidades abiertas, donde todos pueden caber, según el pensamiento del papa Francisco.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes un Nuevo Testamento en lengua aranesa, animándoles a continuar lo que habían aprendido en la catequesis participando en la misa dominical con perseverancia.

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