El día 2 de junio el Arzobispo de Urgell y Copríncipe, Mons. Joan-Enric Vives, administró el sacramento de la Confirmación a 17 jóvenes y adultos de la Parroquia de St. Iscle y Sta. Victòria de La Massana (Principado de Andorra). A su llegada a la Parroquia fue recibido por la Hble. Cónsul Mayor, Sra. Olga Molné y por la Consejera de Común, Hble. Mireia Ramos, con quien pudo intercambiar un saludo, y también fue recibido por el Rector, Mn. Lluís Eduard Salinas. Concelebraron con el Arzobispo, el Rector de la Parroquia de La Massana, con Mn. Joan Fenosa, Rector de Ordino, el P. Albano Teixeira, sacerdote de los fieles de lengua portuguesa y Mn. David Codina, Secretario general.
En su homilía el Arzobispo animó a los jóvenes que recibían el sacramento de la Confirmación a perseverar en la fe y en la alegría de aquel día en que recibían la plenitud del don del Espíritu Santo que un día, de pequeños, ya habían recibido por el Bautismo. Mons. Vives les hizo una bella catequesis sobre los elementos litúrgicos de la iglesia de La Massana, con el altar, el ambón y la sede, bellamente integrados, como los 3 lugares más importantes de la iglesia parroquial: el altar que los sacerdotes besan al iniciar y terminar la celebración que representa a Cristo y donde se lleva a cabo el sacrificio eucarístico que da vida a los creyentes y al mundo; el ambón desde donde se proclama la Palabra de Dios; y la sede donde se sienta el celebrante para presidir la comunidad «in persona Christi«. Todo para dar gloria a Dios Trinidad con el culto litúrgico y la Eucaristía.
Una eucaristía como la que celebraban ese día, en la que los jóvenes recibían el Espíritu Santo a través de la imposición de las manos y la crismación del Obispo con el Santo Aceite perfumado del Crisma para que descendiera sobre ellos el Espíritu Santo, como un rocío o lluvia fina de vida eterna, y entrara en su interior para siempre. Glosando el Evangelio proclamado les animó a ser personas que dan lo mejor de sí mismas a Jesús, como el joven rico, cumpliendo los mandamientos, y dándose por completo a Jesús, siguiéndolo siempre.
Al final de la Misa el Arzobispo les regaló un Nuevo Testamento, animando a los jóvenes a leer cada día un pequeño fragmento y recordándoles cómo ese libro es el mayor de todos, porque contiene las palabras de vida de Jesús, y porque por este libro muchos cristianos son perseguidos todavía hoy y han dado su vida.