Confirmaciones en Ivars d’Urgell

El domingo 4 de junio, Domingo de la Santísima Trinidad, el Arzobispo de Urgell Mons. Joan-Enric Vives administró el sacramento de la Confirmación en la Parroquia de Sant Andreu de Ivars d’Urgell, que ese domingo celebraba la Fiesta mayor del pueblo. Fueron 10 los jóvenes confirmados. A su llegada el Arzobispo fue recibido por el recién escogido Alcalde de la población, Ilmo. Sr. Joan Carles Sánchez Rico, que al iniciarse la celebración eucarística dio la bienvenida al Arzobispo y a los confirmandos.

La Misa fue presidida por el Arzobispo Joan-Enric y concelebrada por el Rector, Mn. Carles Albert Ospina y Mn. David Codina, con la asistencia del diácono Mn. Josep Caba y solemnizada por los cantos de la Coral parroquial de Ivars. Asistió una gran cantidad de fieles, entre ellos, la Presidenta de la Hospitalidad diocesana de la Virgen de Lourdes, Sra. María Dolores Trilla, y el miembro del Consejo diocesano para los asuntos económicos del Obispado, Sr. Xavier Coll, ambos miembros de la Parroquia.

En su homilía el Arzobispo Joan-Enric glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas en aquel domingo, solemnidad de la Santísima Trinidad. Recordó cómo los cristianos siempre estábamos marcados por la señal de la cruz desde nuestro bautismo y cómo teníamos que amar ese signo que es la cruz del Señor que nos recuerda, tal y como afirmaba la primera lectura del libro del Éxodo, que el Señor es “Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y rico en clemencia”. Animó a los jóvenes confirmandos a tener siempre presente que Dios es Amor, misericordia y bondad, que ama siempre a sus hijos y nunca nos deja solos. Dios es mucho más que lo que podamos llegar a entender y captar de él, su existir supera la razón humana, y siempre es mayor de lo que ya entendemos. Además, muchas veces, lo podemos definir, no tanto por lo que es, como por lo que no es, y por eso sabemos que no es un animal, ni una cosa, ni una energía, sino que «Dios es amor», comunión de Personas. Un Dios que «ama tanto al mundo, que ha dado a su Hijo único» tal y como afirmaba el Evangelio de Juan, proclamado en esta fiesta.

Siendo la fiesta mayor del pueblo de Ivars d’Urgell, el Arzobispo quiso poner de relieve y destacar, el valor de la vida rural y del campesinado, que tanto está sufriendo por la sequía, y quiso mostrar su comunión y solidaridad con el momento difícil que se vive en todo el Pla d’Urgell y otras comarcas del Obispado, debido a la falta de lluvias. Pidió el don de la lluvia y del agua para que los campesinos puedan cultivar y recoger los frutos de los árboles y puso de manifiesto la capacidad que los campesinos del Pla d’Urgell han tenido para conseguir un regadío más eficiente y adaptado a las nuevas condiciones producidas por el cambio climático. Su resiliencia y capacidad de innovación y trabajo les ha hecho adaptarse a situaciones complicadas. Por eso pidió para todos los cultivos, el don del agua invocando a la amada Virgen de la Huerta. También animó a los jóvenes confirmandos a sentirse siempre orgullosos de sus orígenes leridanos y de payés, y destacó cómo a través de los consejos y asesoramiento de personas expertas, ha podido ir siguiendo toda la problemática de la falta de agua para las familias y personas que viven de la agricultura.

Finalmente, el Arzobispo exhortó a los jóvenes confirmandos a preocuparse sobre todo por ser buenas personas que es lo más importante en la vida, más allá, de los estudios, de los fracasos, o de los trabajos, o de lo que puedan llegar a ser. En este sentido les puso como ejemplo la persona del Papa san Juan XXIII (1881-1963) que es nombrado y recordado por todos como el “Papa bueno” y que con sólo 5 años de Pontificado reformó la Iglesia convocando el Concilio Vaticano II o mediante y trabajando por la paz, evitando una guerra nuclear.

Al final de la Misa el Arzobispo regaló a los jóvenes el Nuevo Testamento, animándoles a leer cada día un fragmento y recordándoles cómo en muchos lugares es un libro prohibido y que a los cristianos se les persigue por el hecho de ser o de poseer aquel libro santo.

Compartir