Confirmaciones en Andorra la Vella (Principado de Andorra)

15 adolescentes y 4 jóvenes adultos recibieron el sacramento de la Confirmación de manos del Arzobispo de Urgell y Copríncipe de Andorra, Mons. Joan-Enric Vives, en la iglesia parroquial de Sant Esteve de Andorra la Vella el día 24 de abril por la noche. A su llegada a la Parroquia el Copríncipe fue recibido por el Consejero mayor de Común, Hble. Sr. Jordi Cabanes.

El Arzobispo presidió la Eucaristía pascual acompañado de Mn. Ramon Sàrries, Rector y Arcipreste de los Valles de Andorra, y Mn. David Codina. En su homilía el Arzobispo glosó las lecturas de la Palabra de Dios proclamadas donde Jesús Resucitado se aparece a los apóstoles 8 días después de Pascua y Tomás no estaba y no se cree lo que le han dicho los demás apóstoles. Al cabo de 8 días Jesús Resucitado vuelve a aparecerse y le dice a Tomás: “No seas tan incrédulo, sé creyente”. El Arzobispo animó a la comunidad cristiana a tener siempre presente estas palabras y a reavivar la llama de la fe que a veces puede ser perseguida o menospreciada en nuestro mundo. Necesitamos no dudar y exclamar con fe, como Tomás, «Señor mío, y Dios mío». Una jaculatoria que tiene especial significación en el momento de la Consagración y que el Arzobispo animó a rezar interiormente como en tantos países del mundo.

Dirigiéndose a los jóvenes confirmandos les animó a perseverar en la fe que han profundizado durante la catequesis y a ser testimonios valientes y pacíficos del Señor Resucitado. Exhortó a los jóvenes que recibían la plenitud del Espíritu Santo a no avergonzarse nunca de Jesús y de la fe, y que fuera algo importante en sus vidas, y a vivir los valores que San Pablo a los cristianos de Galacia les recordaba en su Carta: no los valores de la carne sino los del Espíritu, es decir, el de las cosas del cielo, que perduran, no las cosas de la tierra, efímeras y caducas.

Finalmente, les animó a hacer suyos los frutos del Espíritu: el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y la sobriedad, y a no arrastrarse por la vida sin alusión ni esperanza, porque Jesús con su resurrección abre la Vida para siempre a todos.

Al final de la misa les repartieron a los confirmados una paloma de madera de olivo de Tierra Santa y el Catecismo entero que habían utilizado durante la catequesis.

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