La Misa del Gallo la noche del 24 de diciembre, fue presidida en la Basílica-Catedral de Santa María de Urgell por el Arzobispo Joan-Enric junto con el sr. Obispo Coadjutor Mons. Josep Lluís, con la asistencia de una gran cantidad de fieles. A las once y media, se inició con el Canto de la Sibila, interpretado por la soprano Laura de Castellet en la versión del ceremonial de la Catedral urgelense. Este canto medieval, al inicio de la misa, anuncia la salvación y que es necesario vivir preparados con una vida de servicio y amor. Se ha recuperado y se llevó a cabo por octavo año consecutivo.
Previamente, por la tarde, se celebraron las misas participadas con los niños de catequesis y sus familias, la misa del pollito, con una gran cantidad de fieles que fue presidida por el Vicario General y Rector de la Parroquia de San Odón, Mn. Ignasi Navarri.
También, al Atardecer, el Arzobispo presidió la Misa vespertina en el Hogar de SanJosé de La Seu d’Urgell con las Religiosas de los Ancianos Desamparados y los residentes, que forman el Hogar de SanJosé, en un gozo clima de familia.
En la homilía de la Catedral el sr. Arzobispo habló del sentido profundo del Misterio de Navidad: Jesús que se encarna y se hace “carne”, “hombre”, uno de nosotros, y con ese misterio de su encarnación da dignidad a toda persona humana. Hay que ir a Belén, a los lugares más pequeños, a las pobrezas de hoy en día, especialmente a quienes más sufren, los pobres, porque allí encontraremos al Señor.
Dios es la Luz y La Palabra que vencen las oscuridades y los miedos que nos cierran y nos impiden reconocer a los demás como hermanos. Este año, que el Santo Padre, en Nochebuena, abrió la puerta Santa de San Pedro del Vaticano para iniciar el Jubileo del año 2025 con el lema “peregrinos de esperanza”, necesitamos ser portadores de alegría y esperanza a nuestros hermanos, especialmente a los que más sufren.
En la celebración del Día de Navidad el Arzobispo impartió desde la Catedral la bendición apostólica con indulgencia plenaria. Y el sr. Obispo Coadjutor presidió la Misa del Hogar de San José en el día de Navidad.
La participación en estas celebraciones de Navidad es muy grande y se procura que lleguen a casi todos los pequeños pueblos de toda la Diócesis, además de las ciudades. Hay que agradecer a los presbíteros y diáconos, y a algunos laicos delegados, todo el esfuerzo que hacen para llegar a todos y que el anuncio de la fe y la celebración de la salvación puedan traer gracia y fiesta a todas partes.