Celebración de la Fiesta del Corpus en la diócesis de Urgell y en la Catedral de Urgell

La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Christi, se celebró el domingo 22 de junio en las diferentes parroquias de la diócesis de Urgell con devoción. Este año, la celebración en la Catedral de Santa María de Urgell fue presidida por el Obispo de Urgell, Mons. Josep-Lluís Serrano, y concelebraron el Rector de la Parroquia de Sant Ot, Mn. Ignasi Navarri; el Vicario General, Mn. Josep M. Mauri; el Rector de La Massana, Mn. Lluís-Eduard Salinas; y los diáconos Mn. Gilbert Bea y Mn. Anton. Los seminaristas de Urgell sirvieron como acólitos. Los niños de la Primera Comunión y los fieles asistentes llenaron la Catedral, a las seis de la tarde, para participar en la solemne Eucaristía y después seguir la procesión que salió del templo para recorrer el claustro, con los toques de los Armats de la ciudad, que acompañaron al Señor. Una intensísima lluvia, en las horas previas, impidió hacerlo por la calle.

En su homilía, Mons. Josep-Lluís animó a los presentes –comentando las lecturas del día– a servir sin limitaciones, en todo momento, a las personas que nos rodean, en el trabajo, en la familia, en nuestro día a día, en un proyecto personal y a la vez compartido, que nos acerca a Jesucristo y a su presencia a través del Cuerpo y la Sangre de Cristo y, al mismo tiempo, nos ayuda a hacer familia, a hacer comunidad que crece y se fortalece. Compartir la Eucaristía nos lleva a vivir más profundamente el amor fraterno.

Al terminar la Eucaristía, los niños de la Primera Comunión, el Cuerpo de Cristo llevado por Mons. Josep-Lluís, acompañado por sacerdotes y diáconos, y los fieles y familiares de los niños, salieron en procesión por la Catedral hasta el Claustro, y lo recorrieron con el sonido y toque de los Armats, en un ambiente de devoción y respeto. Las niñas que acompañaban el paso del Señor arrojaron pétalos en el camino por donde había de pasar.

Al regresar al altar, los niños de la Primera Comunión hicieron tres oraciones directas a Jesús y una joven de la parroquia interpretó el canto eucarístico meditativo “Anima Christi”. Después, Mons. Serrano bendijo al Pueblo de Dios con el Santísimo Sacramento, y finalmente dirigió unas palabras de agradecimiento y de exhortación a los niños y a sus familias para continuar el camino de la vida cristiana.

En las parroquias de la diócesis se realizaron diversas acciones tras la celebración: tuvo lugar un Acto eucarístico o bien una procesión por las calles del pueblo, como prolongación de la Eucaristía. Así fue, precisamente en Encamp –donde se recuperó la procesión por segundo año consecutivo–, La Massana, Balaguer, Tremp o Puigcerdà.

En el marco de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Papa León XIV presidió el rezo mariano del Ángelus desde la Plaza de San Pedro, y en su alocución previa al rezo, el Pontífice reflexionó sobre el Evangelio de ese domingo, sobre el significado del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, relatado en el Evangelio de Lucas (9,11-17), y sobre el momento de la Eucaristía.

León XIV recordó que el milagro de los panes no es solo un prodigio, sino un signo que nos recuerda que «las cosas de Dios» crecen en abundancia cuando se ponen al servicio de los demás. Jesús pide a los Apóstoles que ofrezcan lo poco que tienen. Y es a partir de ese gesto humilde de generosidad que todos quedan saciados, afirmó el Papa. Esta dinámica, señaló, alcanza su plenitud en el sacramento de la Eucaristía, donde Dios mismo se ofrece en el pan y el vino consagrados, aceptando lo que la humanidad le presenta y devolviéndolo como don divino: el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

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