45º Peregrinaje a Lourdes

La Diócesis llevó a cabo su 45ª Peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, del 26 al 28 de mayo. Participaron unos 300 fieles procedentes de todos los Arciprestazgos de la Diócesis, junto con algunos de sus sacerdotes.

La peregrinación de este año se enmarcó en el Año Jubilar 2025 “Peregrinos de Esperanza”. El lema pastoral del Santuario, templo jubilar, ayudó a vivir este Año Santo: “Con María; peregrinos de Esperanza”.

Este año, algunos de los peregrinos que nunca faltaban a Lourdes habían peregrinado a Roma, y un buen número, a Montserrat, el día 10 de mayo, con motivo del Encuentro de las Hospitalidades diocesanas de Lourdes, con sede en Cataluña, en el marco del Milenario de Montserrat.

La peregrinación se inició con la presentación de los peregrinos y de la peregrinación en la iglesia de Santa Bernardita, por parte del Consiliario de la Hospitalidad, Mn. Ignasi Navarri. Por primera vez, el Obispo Coadjutor Mons. Josep-Lluís Serrano la presidió. El Sr. Arzobispo excusó su presencia por motivos de agenda, y la Sra. Presidenta de la Hospitalidad, por motivos personales. A continuación, tuvo lugar la celebración penitencial. Un buen número de peregrinos recibió la gracia de este sacramento, y más aún en un Año Jubilar como aquel.

El martes 27, a las 10 h de la mañana, se celebró la Santa Misa en la Gruta de las Apariciones. El Sr. Obispo Coadjutor, en su homilía, comentando las lecturas propias del martes de la sexta semana de Pascua, exhortó a los presentes a preguntarse cómo podían ser apóstoles como Pablo y Silas en la prisión. Nosotros, desde la enfermedad y en medio de nuestra edad y de las dificultades en las que nos encontramos, ¿cómo podemos ser apóstoles?, se preguntó. A los pies de la Virgen de Lourdes, el Sr. Obispo presentó la Iglesia de Urgell y sus intenciones al regazo de la Madre y Reina de los enfermos, para que ella nos acariciara y nos abrazara.

La tradicional foto de grupo a los pies de la Basílica del Rosario propició, como siempre, un intercambio de saludos llenos de afecto entre los peregrinos de Lourdes del Obispado de Urgell.

El ejercicio del Vía Crucis por la montaña y por la explanada representó un momento de interiorización del amor de Dios en el mundo, un amor que tiene forma de cruz. Este caminar juntos, en aquel Año Jubilar, cobró un sentido especial.
Y tras pasar con devoción por la Gruta de las Apariciones, los peregrinos se prepararon para participar en la Procesión del Santísimo Sacramento y la Bendición de los enfermos. Todo fue un signo de caminar con Jesús, como los discípulos de Emaús. Esta procesión eucarística fue presidida por el Obispo Josep-Lluís.

También tuvo lugar la procesión mariana: el caminar juntos con María, rezando el Santo Rosario. Algunos de los peregrinos llevaron la imagen de la Virgen, otros la acompañaron con antorchas y otros rezaron alguna Ave María. El Obispo Josep-Lluís también presidió esta procesión.

Dado que el jueves 29 se celebraba en Francia la Solemnidad de la Ascensión del Señor, la Misa Internacional se trasladó del miércoles al jueves. Los peregrinos de Urgell celebraron el miércoles la Santa Misa en la iglesia de Santa Bernardita. En su homilía, el Sr. Obispo Josep-Lluís recordó al obispo san Justo, el primer obispo de Urgell (precisamente su fiesta se celebraba el 28 de mayo). Hizo un llamamiento a sentirse Iglesia diocesana con María, a orar y a acompañar a los sacerdotes.

Al final de la celebración, el Sr. Obispo agradeció la presencia de los peregrinos y la organización de la peregrinación. También el Consiliario expresó su agradecimiento a los miembros de la Junta por la coordinación de la peregrinación y recordó la importancia de vivir y contagiar la alegría que se experimentó en esta vivencia de fe.

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