La Hospitalidad diocesana de la Virgen de Lourdes del Obispado de Urgell peregrinó al Santuario de Lourdes los días 30 de mayo al 1 de junio, en su 42º peregrinaje de la Diócesis de Urgell. Se retomaba así la tradicional peregrinación diocesana que no se llevaba a cabo en los últimos dos años, a causa de la pandemia.
Unos 350 peregrinos provenientes de todos los lugares del Obispado, tomaron parte acompañados y encabezados por el Arzobispo de Urgell, Mons. Joan-Enric Vives y una decena de presbíteros y diáconos de la diócesis, con la Presidenta M. Dolors Trilla y los Consiliarios Mn. Ignasi Navarri y Mn. Pere Morales.
En aquellos tres días, pudieron tener una celebración del perdón y de acogida, la misa en la Gruta, siempre muy emotiva, en la fiesta de la Visitación, con todos los peregrinos llegados de Vall d’Aran, y después el Vía crucis por la montaña, con una foto de familia de todos juntos en la explanada frente a la iglesia del Rosario. Por la tarde la procesión con el Santísimo Sacramento, y por la tarde el Rosario con la procesión de las antorchas, que presidió el Arzobispo Joan Enric. Al día siguiente, todos participamos en la Misa internacional en la Basílica subterránea de St. Pío X, con muchísimos peregrinos venidos de todo el mundo.
El peregrino, en el Santuario, debe poder llenar su corazón de vida interior y de vida apostólica y sentir la necesidad de ir a anunciar y darlo, y una vez anunciado y testimoniado, sentir de nuevo la necesidad de volverse a llenar para volver a darse. De ninguna forma es un turista que busca otros fines, ni es superficial en su viaje. Es un peregrino en investigación, siguiendo la estela que la Virgen María, la Inmaculada, nos dejó a través de Sta. Bernadeta.
Éste es el efecto de gracia y de consuelo que provoca el Santuario de Lourdes en el corazón de los peregrinos. Y en estos dos años en los que no se ha podido acercar a causa de la pandemia, se ha tenido que vivir con fe y añoranza. Ahora se ha podido volver, y el gozo ha sido muy grande para todos. Los peregrinos habían echado de menos a Lourdes y Lourdes había echado de menos a los peregrinos. Ahora María de nuevo nos ha «visitado» y nos ha vuelto a dar su mensaje de confianza, de fe, de servicio, de conversión, de amor a los sacerdotes, y de proximidad hacia los enfermos y los pobres.
El lema pastoral del Santuario de Lourdes de este año 2022 ha sido “Id a decir a los sacerdotes”, fragmento de las palabras que María dijo a Bernadeta: “Id a decir a los sacerdotes, que edifiquen una capilla, y que vengan en procesión ”. Durante tres años reflexionarán sobre ello.
Este año 2022 se celebra una efeméride importante: los 160 años del reconocimiento oficial de las apariciones de la Virgen de Lourdes a la joven Bernadeta en la gruta de Massabielle. Fue concretamente el 18 de enero del año 1862 cuando el entonces Obispo de Tarbes, Mons. Bertrand-Sévère Mascarou-Laurence (1790-1870), publicaba en nombre de la Iglesia Católica una carta pastoral formando un juicio respecto a la aparición que tuvo lugar en la gruta de Lourdes. Decía: “Nos inspiró la comisión, formada por sacerdotes sabios, piadosos, cultos, expertos, que cuestionaban al niño, estudiaban los hechos, examinaban todo, sopesaban todo. También invocamos la autoridad de la ciencia y quedamos convencidos de que la aparición es sobrenatural y divina y que, en consecuencia, lo que Bernadeta vio fue la Virgen Santísima. Nuestra convicción se formó a partir del testimonio de Bernadeta, pero sobre todo a partir de los hechos ocurridos y sólo pueden explicarse por la intervención divina”. Hacía 4 años después de aquel 11 de febrero de 1858, fecha de la primera aparición junto al río Gave en las afueras de la villa de Lourdes.