Como es tradicional, el Sr. Obispo ha querido celebrar la Navidad con los abuelos de la residencia Clara Rabassa de Andorra. A su llegada fue recibido por los miembros del Patronato, la directora y los responsables del centro. Mantuvo una reunión con el Patronato, en la que conoció las actividades más destacadas y el funcionamiento de la residencia.
Posteriormente, en la iglesia, celebró la Santa Misa con casi la totalidad de los residentes, los cuidadores y cuidadoras, el personal sanitario y algunos familiares. Los textos de la feria de Adviento le dieron pie a hablar de la actitud generosa de san José al acoger a María como esposa, a pesar de que estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Refiriéndose a la etapa final de la vida, utilizó una bonita imagen comparando la vida humana con una caja de colores. Todos tenemos una caja de colores y con ellos pintamos el cuadro de nuestra vida, con variedad de tonos según el estado de ánimo y los acontecimientos que vivimos. Al lápiz, de vez en cuando, hay que sacarle punta, como también necesitamos las personas recuperar ánimos y empuje para la vida. Cuando nos equivocamos al pintar, es necesario borrar para poder corregir, como nos sucede en la vida humana cuando actuamos mal y es preciso rectificar. El lápiz se va acortando y acaba resultando inservible. También nuestra vida se acorta y vemos cómo se acerca el momento de dejar este mundo. Entonces podemos mirar el cuadro que hemos pintado a lo largo de la vida y valorar su mérito.
Finalizada la celebración, un pequeño coro de abuelos de la misma residencia ofreció un concierto de tres villancicos a todos los residentes.
El Sr. Obispo, acompañado por los miembros del Patronato y la dirección, compartió una comida fraterna con todos los mayores.
En conjunto, en la residencia Clara Rabassa se vivió una jornada entrañable y alentadora de cara a la próxima Navidad que se acerca.









