La iglesia de Santa María de Guissona acogió, el domingo 23 de noviembre, en la solemnidad de Cristo Rey, la celebración de las bodas de plata y de oro de veinte matrimonios que han querido dar gracias por la fidelidad y el amor compartido a lo largo de los años.
La Eucaristía, presidida por el rector Mn. Ramon Balagué, fue una celebración emotiva en la que se puso de relieve la belleza y la fuerza del Sacramento del Matrimonio. Las ofrendas expresaron el camino compartido por estas parejas: un ramo que evocaba el día de la boda; una llama llevada por los hijos como signo de la luz y la vida que la familia ha mantenido encendidas; y el pan y el vino, alimento espiritual que ha sostenido la vida matrimonial.
Uno de los momentos centrales fue la renovación de los compromisos, en la que los matrimonios, en compañía de sus familias, reafirmaron el amor y la fidelidad que un día prometieron ante Dios. Los hijos tuvieron un papel destacado al dirigir unas palabras que evocaban el amor recibido, la constancia compartida y la fortaleza de un hogar que sostiene, educa y hace crecer. Sus voces pusieron de manifiesto que la familia es el primer espacio donde se recibe y se aprende este amor que perdura.







