Colonias AINA, la puerta trasera de casa

La pedagoga Montessori decía hace cien años que lo que no se aprende en casa con los padres y los abuelos no se aprende ni en la escuela ni en la catequesis. Guy Gilbert, le prêtre des loubards, escribe que la educación de niños y adolescentes debe hacerse en casa. Y añade: cada casa debe tener una puerta trasera para que el hijo o la hija puedan escaparse cuando lo necesiten. En casa aprenden a obedecer, en la calle a ser autónomos. Una puerta trasera se llama colonias. Las colonias son la tercera pata del taburete de la educación: la educación familiar, la educación formal de la escuela y la educación en el tiempo libre. La educación en el ocio es uno de los derechos del niño.

En el verano de 1975, hace ahora 50 años, una casa del Pas de la Casa no tenía puerta trasera. Los padres trabajaban en el supermercado. El niño, encerrado todo el día, acabó prendiendo fuego al piso. Al terminar la misa —que se celebraba en la sala de cine— un feligrés, comentando la desgracia, preguntó: “¿Quién cuida de los niños cuando los padres trabajan?”. La Virgen de Meritxell, respondió el sacerdote celebrante.

“De les tristors en farem Llum”, cantan los ainistas. En el verano de 1976 se abrió la puerta de la obra social, lúdica y pedagógica de la Virgen de Meritxell. Todos los santuarios deben tener su obra social, decía el abad de Montserrat, Cassià Just. El primer turno acogió a 38 niños, de los cuales 22 eran del Pas de la Casa. Los monitores voluntarios, formados durante el curso 1975-1976, eran alumnos de la clase de cultura religiosa del IEBA (Instituto Español de Bachillerato).

Con la generosa colaboración de la Escuela Mirall de los Hermanos Maristas de Igualada se articularon los objetivos pedagógicos:

  1. Hacer país. La sardana del Padre Ambròs canta: És Andorra un paradís. Gaudim-lo tot coneixent-lo.

  2. Crear lazos de amistad, dice El Principito. La convivencia en unas colonias crea vínculos para toda la vida.

  3. Cultivar la creatividad, dejando volar la imaginación para hacer felices a los demás. Los talleres acogen todo lo que el niño lleva dentro.

  4. Fomentar los deportes más completos y accesibles para todos: el senderismo de montaña en verano y el esquí de fondo en invierno.

  5. Sembrar los valores humanos y evangélicos: espiritualidad, paz, alegría, perdón. El baño de naturaleza en los caminos, lagos y cumbres de Andorra y el canto son los canales de transmisión de estos valores.

  6. Respetar la fe que cada niño trae de su casa.

El camino abre caminos. En 1995, hace ahora 30 años, AINA creó el campamento CAINA para acoger a los jóvenes que no habían podido entrar en el campamento TAMARROS. CAINA tiene tres etapas: 1.º Caminos; 2.º Lagos y 3.º Cumbres. Es un campamento itinerante que en tres veranos recorre toda Andorra.

Debido a la llegada de numerosos emigrantes a Andorra, AINA completó su ADN con un nuevo valor: la inclusión. Después de unas colonias, los niños cantan en catalán, conocen las montañas y encuentran amigos con los que caminar por su patria de adopción.

La guinda de 49 años de colonias no puede ser más dulce y agradecida. Abrimos puertas para los niños de Andorra, del obispado de Urgell, de la Tierra Firme de Lleida y los jóvenes devotos de la Virgen de Queralt:

  • Grupo Sardanista Montserrat: 141 niños y jóvenes del 21 al 29 de junio.

  • Tres turnos de colonias en la casa AINA, del 1 de julio al 10 de agosto, con 96 niños de 7 a 11 años en cada turno y 21 monitores.

  • Tres turnos de colonias en la Borda de AINA, con 46 adolescentes de 12 a 14 años y 7 monitores.

  • Campamento CAINA, del 14 al 20 de julio, con 40 jóvenes y 7 monitores.

  • Campamento TAMARROS, con 40 jóvenes y 8 monitores, del 28 de julio al 10 de agosto.

  • Grupo Berguedà de CAMELLS DE BORREDÀ, con 120 jóvenes y monitores del 13 al 20 de agosto.

  • Niños de Sant Josep de la Muntanya en el Casal Sant Serni, con 30 niños, dos hermanas y dos educadoras del 15 al 30 de agosto.

“Quien da un vaso de agua a un niño, me lo da a Mí”, nos dice Jesús, que entregó las llaves a Pedro para que abriera las puertas a todos.

Mn. Ramon de Canillo

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